Las razones por las que el jabón “mata” al coronavirus

Ya quedó demostrado que el coronavirus no se contagia a través del aire –por eso no es necesaria la utilización del barbijo para aquellos que no estén infectados-, sino que se adhiere a las superficies, como puede serlo, por ejemplo, las manos. Desde la irrupción del Covid-19 se repitió una y otra vez la necesidad […]

Ya quedó demostrado que el coronavirus no se contagia a través del aire –por eso no es necesaria la utilización del barbijo para aquellos que no estén infectados-, sino que se adhiere a las superficies, como puede serlo, por ejemplo, las manos. Desde la irrupción del Covid-19 se repitió una y otra vez la necesidad e importancia de lavarse esa parte de nuestro cuerpo, de manera reiterada y consciente.

Claro que la limpieza debe ser profunda y acompañada con jabón, además de agua, ya que si solamente se utiliza esto último el agua se desliza sobre el virus pero no lo remueve, debido a la capa de grasa que presenta. Si se tiene en cuenta que los aceites son grasas líquidas, y que el agua y el aceite no se juntan, entonces la respuesta de por qué sólo el agua no quita el virus salta por sí sola.

El jabón está conformado por moléculas que tienen cabeza hidrofílica (es atraída por el agua) y una cola también hidrofílica, que evade el agua y atrae, en cambio, a los aceites. Así, cuando las moléculas del jabón entran en contacto con el agua y la grasa, se ejerce una doble atracción: la grasa se separa, las partículas de aceite quedan rodeadas y se dispersan en el agua.

Pasa lo mismo con el coronavirus, ya que está conformado por proteínas y una membrana grasosa que, cuando entra en contacto con el jabón, se separa. El jabón rompe esa membrana y así destruye el virus.

Al lavarse las manos con agua y jabón, actúa un doble proceso: por un lado, las moléculas del jabón rodean los microorganismos del Covid-19 y los rompen, y el agua arrastra los fragmentos del virus. Eso sí: para que esto ocurra, la limpieza no puede tardar menos que 30 segundos. Si se lo hace, por ejemplo, durante 10, quedarán residuos y el virus continuará ahí. Es importante pasar el agua y el jabón por el dorso y la palma de las manos, además de entre los dedos y debajo de las uñas.

El coronavirus es un paquete microscópico de material genético rodeado de una capa de proteína y sólo mide una milésima parte de un cabello humano. Debido a su minúsculo tamaño es que puede ingresar al cuerpo humano con mucha facilidad, y es por eso que ya se propagó por casi todo el mundo y afectó a más de medio millón de personas, desde que fue identificado en China en diciembre de 2019.

“Una vez que está dentro, utiliza la maquinaria de la célula como una fábrica para hacer copias de sí mismo y de su material genético. Después se escapa de la célula, de la cual queda solo una cáscara, y el virus, junto con sus miles de copias, quedan listos para comenzar a infectar a otras células”, relatan los expertos.

Los virus respiratorios, como el del resfriado común, tienden a reproducirse en la nariz y en la garganta, donde se pueden contagiar fácilmente con la tos o el estornudo.