Coronavirus: el pueblo de Italia que se convirtió en un experimento único a nivel mundial

Vo’ Euganeo es un pueblo de Véneto, en el norte de Italia. Pocos habrían imaginado que este idílico escenario se convertiría en pocas semanas en uno de los primeros epicentros de la epidemia de covid-19 en Italia. Y menos aún son los que podían siquiera pensar que Vo’ Euganeo sería el escenario de un “experimento […]

Vo’ Euganeo es un pueblo de Véneto, en el norte de Italia. Pocos habrían imaginado que este idílico escenario se convertiría en pocas semanas en uno de los primeros epicentros de la epidemia de covid-19 en Italia. Y menos aún son los que podían siquiera pensar que Vo’ Euganeo sería el escenario de un “experimento científico único”.

A principios de febrero Adriano y Renato, dos vecinos de esta localidad de unos 3.300 habitantes, estaban internados en un hospital de la zona por una pulmonía. Ante la ausencia de síntomas que lo indicasen, los médicos descartaron la idea de realizar el examen para detectar el coronavirus, tal como preveían los protocolos. Sin embargo, después de dos semanas de curas ineficaces, un médico de ese hospital decidió saltarse las normas previstas y realizó un examen de covid-19 a los dos vecinos. Ambos dieron positivos.

Las autoridades averiguaron que ni Adriano ni Renato, de 77 y 83 años respectivamente, habían viajado a China y que tampoco habían entrado en contacto con personas que mostrasen síntomas. Esa misma noche el alcalde de Vo’, Giuliano Martini, propietario de una de las dos farmacias del pueblo, declaró la cuarentena.

Sin embargo, quedaba por resolver el misterio: ¿cómo había llegado el virus hasta esta comunidad?

Para descubrirlo, el mismo 23 de febrero los sanitarios instalaron en la escuela del pueblo un centro de análisis para realizar el examen para detectar el contagio de coronavirus a todos los vecinos que lo quisieran. Los investigadores detectaron el virus en 89 personas, a las que las autoridades conminaron al aislamiento inmediato en sus casas durante 14 días. Algo más les llamó la atención: entre el 50 y el 60% de ellos mostraban pocos o ningún síntoma.

Fue en ese momento cuando dos médicos propusieron al gobernador de Véneto, Luca Zaia, una idea: transformar Vo’ Euganeo en “un laboratorio experimental único en el mundo”.

“Teníamos unas condiciones irrepetibles para entender cómo se comporta este virus”, consideró uno de los expertos. “Había una muestra consistente de personas aisladas. Conocíamos su estado de salud y podíamos controlar sus movimientos y con quién se relacionaban. ¡Era perfecto!”.

Con el visto bueno de las autoridades regionales, el 6 de marzo -12 días después de los primeros exámenes y mientras en Italia el número de contagiados llegaba hasta los 4.636 (con 197 víctimas fatales)- un equipo de la Universidad de Padua volvía a controlar a todos los habitantes de Vo’ Euganeo.

Los nuevos casos que dieron positivo esta vez fueron ocho, de los cuales seis estaban relacionados con los infectados del primer examen. A todos ellos se les impuso el aislamiento.

“Antes había solo estimaciones, mientras que nosotros demostramos científicamente dos cuestiones fundamentales: que el periodo de incubación del virus es de dos semanas y que cualquier estrategia de contención de esta pandemia tiene que tener en cuenta el elevado número de positivos asintomáticos”, dijo uno de los médicos.

Para entender el enfoque del experimento, Crisanti, uno de olos expertos, compara el caso de Vo’ Euganeo con el del crucero Diamond Princess, que quedó retenido durante dos semanas en un puerto de Japón cuando se detectó a bordo un caso de coronavirus.

“A bordo había unas 3.000 personas entre pasajeros y tripulación”, comenta Crisanti, “un número parecido al de la población de Vo’ Euganeo. Pero decidieron realizar los exámenes solo a los que iban presentando los síntomas”.

“Después de dos semanas de cuarentena”, concluye Crisanti, “se reportaron unos 542 casos positivos”.

El 8 de marzo, dos semanas después de la muerte del señor Adriano, se levantó el aislamiento de Vo’ Euganeo. La vida en el pueblo empezó a circular normalmente y, a partir del 14 de marzo, no se registró ningún nuevo caso de infección. Hasta el pasado viernes 20 de marzo, cuando se detectó un nuevo brote en el pueblo.

“Era de esperar”, comenta Crisanti. “¿Con qué parámetros se decide levantar la cuarentena?”, se pregunta este epidemiólogo. “Si levantas la cuarentena basándote solo en la disminución del número de enfermos, estás dejando fuera también a todos los asintomáticos, y eso quiere decir que la epidemia puede volver”.

“El experimento de Vo’ Euganeo no es replicable en ciudades más grandes.”, asegura Crisanti. “Pero sí es posible controlar de la misma manera la difusión del virus a nivel de barrio”. Crisanti reconoce, sin embargo, que el experimento de Vo’ Euganeo -que costó unos US$160.000 y fue financiado por la administración regional – no es replicable en ciudades más grandes. Pero asegura que sí es posible controlar la difusión del virus a nivel de barrio, identificando rápidamente dónde se generan los brotes y aislando a los posibles contagiados.