3 GOLES DE CAVANI

Boca, con un hat-trick de Edinson Cavani, le ganó 3-2 a Belgrano

Boca venció esta noche como local a Belgrano, de Córdoba por 3 a 2 con un triplete del uruguayo Edinson Cavani, cuyo primer tanto fue de penal, mientras que para la visita abrió el marcador Lucas Passerini y descontó sobre el final el chileno Matías Marín, en este partido de la octava fecha de la zona B de la Copa de la Liga.

Con este resultado, el Xeneize quedó en la quinta posición con 11 unidades y no pierde pisada a la parte alta de la tabla. El Pirata, por su parte, sigue atravesando un mal momento en el arranque del 2024 y solamente suma 6 puntos en ocho encuentros.

Y fue mientras los equipos se acomodaban que el local vio cómo su rival lo sorprendía con un medio campo que le peleaba la tenencia de la pelota y buscaba presionarlo sin replegarse.

Bastaron un par de aproximaciones del xeneize en esos primeros minutos para que un mal pase atrás de Campuzano fuera interceptado nada menos que por Esteban Rolón. Sí, Rolón, el mismo que nunca fue solución para algún DT xeneize y que con la camiseta de Belgrano ya le hizo un gol en el partido que jugaron el año pasado en Córdoba. Bueno, ese mismo Rolón les ganó a Medina y Figal juntos y se fue solo contra el arco de Chiquito Romero. Pero tuvo piedad, o más bien definió según sus antecedentes goleadores: a las manos del arquero.

Fue el aviso que Boca necesitaba para salir a buscar con otro ímpetu, y por eso el equipo empezó a mover las piezas. Con los centrales bien abiertos y laterales empezando desde la mitad de la cancha, los volantes no participaban tanto del juego hasta que todos los planes sucumbieron.

Porque otro error en salida (esta vez compartido por los centrales y el peruano Advíncula) dejó otro jugador del visitante de cara a Chiquito. Esta vez, el agraciado de recibir el regalo era Lucas Passerini, el letal goleador que ya le hizo tres en dos partidos a Boca. Sin dudar, el 9 la clavó en el ángulo.

A esa altura, del gol de Cavani que pidió la gente en la previa no había noticias. Enseguida quedó de cara al empate su compinche Merentiel luego de una buena escalada del chico Saralegui, pero la Bestia -como el Matador- también está algo peleado con el arco y la mandó por encima del alambrado.

Mientras Boca despilfarraba los últimos minutos de la primera etapa con movimientos constantes de los volantes (sobre todo de un Zenón que empieza a cambiar tanto de posición que no termina sabiendo de qué juega), una buena combinación por derecha terminó con un centro de Advíncula que encontró la cabeza de un Cavani que arremetió ante la salida de un Losada que la sacó con la cara.

Como ya es costumbre, el DT salió a jugar el complemento sin cambiar nada. Pero nada es nada. Lo único que fue diferente en la segunda etapa fue la postura de Belgrano, ya sin la responsabilidad de buscar el gol.

Es cierto que no se puede cargar la responsabilidad del empate a la gente, pero hubo sí un momento en que empujó al equipo fue en la previa del penal que le cometieron a Medina. Y ni hablar del momento exacto en que Cavani fue a patear el penal. La gente pareció pararse frente a la pelota junto a su hombre. Un inédito canto (por la insatncia) de "u-ru-guayo", fue el sonido que acompañó el reencuentro del Matador con el gol luego de más de cuatro meses.

Cosa del destino (o de la decisión del pueblo xeneize de hacer propia la causa del goleador), el segundo gol también requirió del apoyo explícito de la gente. Porque la perfecta habilitación de Zenón para una picada exquisita del número 10 necesitó del VAR para ser convalidado. Antes, Arasa lo había anulado a instancias del línea. Y esos instantes, desde que los monitores de algunos sectores de la Bombonera mostraron que no había offside, se convirtieron en otra oportunidad para que la gente empuje con todas sus fuerzas a lograr el 2 a 1.

El tercero, con un Boca que dio vuelta el trámite solo a fuerza de goles, fue tal vez para darle la razón a Martínez sobre aquello que podía pasar una vez que a Edi se le abriera el arco: porque ahora los rebotes lo agraciaban. Así, el Matador volvió a ser implacable. Y su equipo pudo completar un triunfo -sufrido- y pudo regalarle a su gente una noche feliz.