El superclásico fue para Boca

El superclásico del fútbol argentino fue para Boca, que le ganó a River 1 a 0 en la Bombonera con un gol de Darío Benedetto a los 20 minutos de la segunda etapa y le permitió acercarse a dos puntos de la cima de la tabla, ya que los primeros no ganaron sus respectivos partidos. En la última jugada del partido se fue expulsado Marcos Rojo por una fuerte infracción sobre De la Cruz.

En el arranque del partido, Boca salió con más ímpetu. Presionando bien la salida y llegando a posición de remate con sus volantes, especialmente Ramírez, que no estuvo preciso. Sin embargo la jugada más clara la tuvo River a los 7 minutos, cuando un tiro de esquina ejecutado por Juanfer Quintero fue anticipado en el primer palo por Mammana con un buen cabezazo que obligó a una atajada espectacular de Rossi.

El primer tiempo se fue entre movimientos tácticos, mucha intensidad y también precausión, tratando primero de evitar que el rival juegue cómodo. Así como Payero estaba encima de Enzo Pérez, Juanfer Quintero tapaba la salida de Varela. El que rompía la paridad era Juan Ramírez, que arrancaba con fuerza, aunque fallaba en la definición, ya que no podía darle precisión a sus remates.

La segunda etapa arrancó con tres cambios en la visita: Barco por Quintero, Borja por Solari y Aliendro por Herrera. Pero el ex Colón jugaría solamente 25´ya que sufrió un fuerte golpe en su rostro y salió reemplazado por Beltrán. Sin embargo el más peligroso fue Boca, que obligó a Armani a una intervención fantástica ante un tiro de “Pol”Fernández.

Y fue Boca el que abrió el marcador. A los 20 minutos de la segunda parte, un tiro de esquina desde la izquierda ejecutado por Ramírez, cayó en el centro del área y fue Benedetto el que ganó en las alturas con un cabezazo hacia abajo, inalcanzable para la estirada de Armani.

River intentó reaccionar, pero no encontró el camino. Los cambios le dieron aire fresco, pero no le aportaron claridad. Boca se replegó, ingresó Zambrano para sumarse a la defensa y el equipo de Gallardo se repitió en centros que no llevaron peligro.

Ganó Boca, se prende en la pelea y suma el envión anímico de haberle ganado a su eterno rival.