Hipódromo

Jornada internacional del periodista de Turf

Hoy se festeja el día mundial de los escribas burreros, fecha instituida por el viejo y glorioso Centro de Periodistas de Turf de La Plata, al cual el firmante perteneció desde sus inicios. Es un reconocimiento a quienes difunden la actividad.

Por GALOPÓN

Hoy, 12 de mayo, es el Día Internacional del Periodista de Turf, fecha instituida por el viejo y glorioso Centro de Periodistas de Turf de La Plata, con el fin de reconocer el arte de informar sobre la actividad del turf, una tarea noble que se la lleva inserta en el alma misma. Cuando el orgullo, la alegría y la emoción de los ganadores (ya sea propietario, cuidador, jóckey o peón) están por explotar, allí está el periodista con su reporter en mano y los fotógrafos con sus cámaras para la nota y la toma de imágenes de lo que será en algunos años, tal vez, su más codiciado tesoro y que por lo general adornan las paredes de cualquier stud, donde estuvo algún caballo ganador.

Ser periodista especializado en turf no se estudia en cualquier facultad, se aprende en la universidad del hipódromo, en cada uno de sus rincones, ya sea por estos lares, en La Plata, Palermo y San Isidro o de cualquier recinto hípico del interior, en el caso de los cronistas burreros argentinos.

Afortunadamente el turf tiene tantas facetas que para el periodismo especializado no le resulta demasiado difícil escribir cada semana sobre lo que sucede. Primero lo que ocurre con los caballos en la pista, pero eso no agota ni mucho menos todo lo que rodea a la actividad, ya que brinda un espacio que el aficionado o aún quien no lo es, tanto por saberlo como por curiosidad lo registra con interés.

Es decir que nada queda librado al azar sin el comentario correspondiente por parte de los están palpitando en vivo las carreras, con las notas a los jóckeys, entrenadores, propietarios y criadores.

El periodismo es una profesión de mucho sacrificio y más lo es el periodista especializado en turf porque hay carreras los siete días de la semana, por lo que no tiene días libres, resignando almuerzos familiares, sobre todo los dominicales, en aras de la información. El periodista de turf es un raro bicho “único e irrepetible” , existiendo una fuerte comunión entre su pasión por el pura sangre y la obligación de llevar la información lo más fidedigna posible al burrero o a quien le interese.

No voy a ensalzar nuestro trabajo pero vale la pena aclarar ciertos aspectos, sobre todo para la gente que sigue pensando en que no cuesta mucho ser periodista de turf. La condición primordial es el amor por las carreras de caballos y todo lo que lo rodea. Sin ese sentimiento es inútil pretender sobresalir en cualquier actividad y sobre todo en el turf.

Dejo para el final destacar a uno de los dos maestros que tuve en el turf (el otro fue Francisco Massano, un padre para mí) que fue el recordado Carlos Nalé, reconocido por su columna de los días lunes “El muro de los lamentos” en el Diario Clarín, donde tenía rango de secretario de redacción, pero que escribía pura y exclusivamente sobre turf. Siempre hacía hincapié en cómo desde el periodismo lo terminó atrapando el turf: “Al principio jugás, luego te vas dando cuenta de lo que significa cada carrera y podés, si lo deseas, seguir haciéndolo, pero cuando te des cuenta que es mucho mejor escribir sobre lo que ves para transmitírselo a otros, ese es el momento en que te convertís en un periodista de turf, porque te vas a enterar que lo hacés para gente que sabe tanto o más que nosotros...”. Una verdad que no tiene fecha de vencimiento.