Maradona y Napoli

Nápoli ganó el tercer scudetto despues de 30 años

La última vez que lo había ganado había sido en 1989/90 con Diego Armando Maradona.

Los napolitanos están de fiesta de Diergo Maradona los abraza desde el cielo!! Es que con el empate en uno frente al Udinese el equipo sureño abraza su tercer título en el Calcio. 

La última vez había sido con Diego en la cancha y ahora en las alturas Maradona siempre está presente. Es el ángel protector de la equipo italiano. Su imagen continúa sobrevolando por estas horas en una ciudad de Nápoles que prolonga el festejo, sin ganas de que se acabe. Diego también sobrevoló este jueves en la ciudad de Udine, en ese norte italiano donde tanto se despreció al rebelde Diez. Su figura omnipresente fue el estímulo en la cancha de Udinese para que el equipo del temible goleador nigeriano Victor Osimhen iguale 1 a 1 frente al local y obtenga. a cinco fechas del final, el tercer scudetto. Los anteriores, con la magia del astro argentino. El último, con él siendo estandarte y leyenda.

Diego Maradona abrazó y cobijó a los hinchas napolitanos en el estadio que desde que falleció lleva su nombre, para que la espera del partido y su desarrollo, seguido por pantallas gigantes, sea todo lo placentera que se pueda en medio de tanta ansiedad. Es que el título estaba al alcance. La diferencia numérica era muy amplia con sus principales perseguidores para imaginar lo peor. La igualdad con Salernitana 1 a 1 en casa los había privado de la celebración. Ahora se tenía que dar.

Muy lejos había quedado el último scudetto en la temporada 89/90, precedido por el primero, el del 86/87. Ambos con el Diez desparramando talento y goles, para llevar a un club de relevancia menor en Italia a irrumpir con prepotencia entre los grandes.

Nápoles es una locura tras tantos años de estar esperando ser campeón y la idolatría hacia el Diez es otra experiencia porque a Diego lo aman y su imagen está en banderas, en vinchas, en todos lados.

El eterno astro, idolatrado en distintos rincones del planeta y, con el mismo fervor que en Argentina, en ese sur italiano postergado, fue el símbolo de orgullo y rebeldía en cada bandera con su imagen que flamea en Nápoles. Y cada mural con su figura es testigo de una celebración desbordante. En cada canción festiva se corea su nombre. Diego esta allí, como líder, como mito.

Este es otro Napoli al que tenía a Diego con la cinta de capitán, plagado de extranjeros, a tal punto que apenas dos de los que fueron titulares ayer jueves son italianos. El nigeriano Osimhen, autor del empate ante Udinese, es el capocannoniere, con 22 goles. El atacante georgiano Khvicha Kvaratskhelia, otra de las figuras, es el máximo asistidor del calcio. Hay un representante argentino en el plantel, el delantero Giovanni Simeone, que en este partido consagratorio permaneció en el banco de los suplentes. Desde allí gozó la conquista de un empate que sirvió para que Napoli le saque 16 puntos de ventaja a Lazio y 17 a Juventus con 5 partidos por jugarse, consecuencia de una enorme campaña de 25 triunfos, 5 empates y 3 derrotas.

Diego era el único extranjero del primer plantel campeón. Y fueron tres en el siguiente scudetto. Aparte del astro argentino, estaban los brasileños Careca y Alemao. Otros tiempos, en los que además se celebró una Copa de Italia (1987), la Supercopa de Italia (1990) y el único título internacional, la Copa Uefa 1988-1989. Todas copas levantadas por Pelusa.

"Los terrone", término despectivo utilizado por el norte italiano contra los el sur, algo así como si dijese que son tierra, emitieron otra vez un grito guerrero. Con la excusa del fútbol, se hicieron oír. Con el mismo orgullo con el que Diego defendía la camiseta y les hizo entender que el destino, al menos adentro de una cancha, podía ser distinto. Por esa razón, el nuevo scudetto también es suyo.