Olimpiadas especiales

Olimpiadas Especiales Argentina, una realidad de superación y evolución para 20 mil atletas

En la Argentina más de cinco millones de habitantes tiene algún tipo de discapacidad, un número que abarca al 12,9% de la población, y convoca a pensar acerca de las posibilidades que encuentra en su vida para acceder a las mismas posibilidades, desafíos y superaciones que el resto.

En lo que se refiere a lo deportivo -e impacta en todo el resto-, la organización no gubernamental Olimpiadas Especiales Argentina propone desde su génesis la igualdad e inclusión  a través de prácticas y competencias que terminan haciendo igual lo distinto. 

Fundada en 1968 por Eunice Mary Kennedy Shriver, filántropa estadounidense y miembro de la familia Kennedy, desde sus comienzos, Olimpiadas Especiales introdujo en la sociedad las formas humanas de tratar la discapacidad. 

El deporte unificado nace como una alternativa innovadora que llega para romper los estándares en los equipos deportivos. Personas con y sin discapacidad, entrenan, compiten y crean el sueño deportivo en un mismo grupo.

Fabio Haedo, director de Deportes de Olimpiadas, cuenta que el deporte unificado es el deporte inclusivo y que en Argentina el deporte inclusivo es: persona con discapacidad y sin discapacidad entrenan y compiten juntos. 

“El deporte unificado en Olimpiadas Especiales Argentina ya tiene más de 35 años. Por lógica, esto ha cambiado y mejorado. También tenemos torneos competitivos, torneos recreativos, torneos específicos para entrenamiento y crecimiento de ambas personas que trabajan en esa competencia”, añade. 

Desde la Organización remarcan que lo relevante es que, sin importar su discapacidad y habilidad, los atletas puedan competir de igual a igual con otros.

Un futuro más inclusivo no está tan lejos

“Nuestro objetivo es que, dentro de unos años, no se tenga que hablar más de inclusión sino que en realidad las personas con discapacidad estén incluidas y se trabajen otras cuestiones”, asegura Fielder. 

“Hoy, para denominar correctamente a una persona con discapacidad, hay que entender que es una persona y después, como característica, tiene discapacidad. Así que decimos persona con discapacidad. No se utiliza más, por ejemplo, el término discapacitado”, completa la directora respecto de los usos del lenguaje.