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Al menos 100 muertos en Gaza en las últimas 24 horas de ofensiva

Las muertes de civiles durante la entrega de alimentos agudizaron las críticas internacionales. La ONU exige que el control de la ayuda vuelva a manos imparciales. La organización responsable de su distribución, respaldada por Israel y Estados Unidos, suspendió su reparto de alimentos.

El Ejército israelí mató al menos a 100 personas e hirió a otras 440 en el último día de ataques sobre la Franja de Gaza, según el recuento diario del Ministerio de Sanidad palestino citado por el medio catarí Al Jazeera, basado en la llegada de víctimas a los hospitales. Al menos 27 de los muertos habrían fallecido por disparos mientras esperaban acceder a ayuda humanitaria. En paralelo, una organización respaldada por Israel y Estados Unidos, encargada de gestionar la distribución de alimentos en el enclave, suspendió sus operaciones en tres puntos de reparto tras una serie de tiroteos mortales cerca de sus instalaciones.

La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), formalmente independiente pero con apoyo de Washington y Tel Aviv, anunció que sus centros de distribución permanecerán cerrados este miércoles para “mejorar la eficiencia”. La medida llega luego de múltiples incidentes letales en las inmediaciones de los centros, lo que generó críticas por parte de Naciones Unidas.

Tanto Israel como Estados Unidos defienden este sistema de asistencia como un método para evitar que Hamas intercepte la ayuda y la utilice con fines propios. No obstante, las fuerzas israelíes admitieron haber disparado contra personas que se dirigían hacia uno de los centros en Rafah, área que consideran zona militar restringida.

Estos ataques se suman a la serie de bombardeos a lo largo del enclave, particularmente sobre las zonas de Ciudad de Gaza y Yan Junis, que las autoridades sanitarias reportan podrían haber causado más de 70 muertes en toda la Franja.

"Falta de transparencia"

La GHF suspendió sus operaciones en tres de sus centros tras recibir advertencias del Ejército israelí, que calificó las rutas hacia los puntos de distribución como “zonas de combate”. Las fuerzas armadas pidieron a la población evitar circular por estas áreas, que son actualmente las únicas autorizadas para el ingreso de ayuda humanitaria.

Desde la apertura de los centros, el pasado 27 de mayo, al menos 80 personas murieron en las inmediaciones, muchas de ellas entre el domingo y el lunes. “Esto no es ayuda humanitaria, es una trampa”, denunció Mohamed Zidan, esposo de Reem al-Akhras, asesinada el martes cuando intentaba conseguir alimentos para su familia. Según su hijo Zain, Reem “solo quería traernos comida”.

La ONU criticó duramente este modelo de distribución, cuestionando su “falta de transparencia y responsabilidad”. El portavoz del ente, Stéphane Dujarric, rechazó que una organización con apoyo estadounidense e israelí actúe al margen de los mecanismos oficiales de Naciones Unidas, lo que ha derivado en caos y pánico entre la población que espera asistencia.

La GHF afirma haber distribuido seis millones de paquetes de comida desde su creación, pero esa cifra fue puesta en duda por Dujarric, quien remarcó que no existe forma independiente de verificarla. Mientras tanto, el Ejército israelí continúa supervisando las operaciones, situación que ha llevado a la ONU a distanciarse del proyecto por su "falta de imparcialidad".

Este martes por la noche, GHF informó que sus centros permanecerían cerrados el 4 de junio por “actualización, reorganización y mejora de la eficiencia”, y que reanudarán actividades el día siguiente. El anuncio se produjo después de que la autoridad palestina acusara a Israel de matar a 27 personas que intentaban llegar a un centro de distribución en Rafah. Por su parte, el Comité Internacional Cruz Roja confirmó otras 21 muertes en circunstancias similares el domingo.

Por su parte, la organización indicó que la violencia no se ha producido dentro de los centros, pero sí durante los trayectos hacia ellos, especialmente al atravesar zonas cercanas a posiciones israelíes durante la noche. En un comunicado, la organización afirmó haber solicitado al Ejército israelí "medidas para organizar el flujo de personas de manera más segura, incluyendo guías claras de tránsito, mejoras en el entrenamiento de tropas y procedimientos internos que reduzcan el riesgo de incidentes".

Bombardear hospitales

El Ministerio de Sanidad gazatí también denunció este miércoles un nuevo ataque israelí contra el Hospital Mártires de Al Aqsa, en Deir al Balah, donde tres drones bombardearon el techo del edificio principal, impactando el sector administrativo. El bombardeo sólo causó “daños materiales”, según informó la oficina de medios del gobierno de Gaza. Se trata del undécimo ataque a ese hospital desde el inicio del conflicto.

La oficina calificó el ataque como “deliberado” y denunció que viola el derecho internacional, generando miedo entre pacientes, personal médico y acompañantes. “La ocupación mantiene su política sistemática de socavar el sistema sanitario”, afirmó en un comunicado difundido a través de Telegram.

Fuentes médicas citadas por la agencia WAFA aseguraron que los hospitales en Gaza operan sólo al 40 por ciento de su capacidad, debido a la escasez de suministros y la destrucción de equipos. Tom Fletcher, jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, acusó a Israel de tomar decisiones “deliberadas” para impedir que los palestinos accedan a los medios básicos de subsistencia. “El mundo observa, día tras día, escenas horrorosas de palestinos que reciben disparos, resultan heridos o mueren en Gaza mientras intentan comer”, declaró, exigiendo un alto el fuego y la liberación de rehenes.

Fletcher pidió la apertura de todos los cruces fronterizos y el levantamiento de las restricciones sobre la ayuda humanitaria. "Nadie debería arriesgar su vida para alimentar a sus hijos", concluyó.