genocidio palestino
Anexión o gueto: las opciones que baraja el Gobierno israelí para Gaza
El Gobierno de Benjamín Netanyahu se encuentra dividido entre los partidarios de colonizar hasta el último rincón de Palestina y quienes abogan por instaurar centros de concentración en los que confinar a la población gazatí.
Son muchos los frentes que actualmente tiene abiertos el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (Likud). Uno de ellos, el humanitario. Tras alcanzar los 60.000 asesinados en la Franja de Gaza y reducir a lo insignificante la ayuda humanitaria, el dirigente ha comenzado a recibir presiones internacionales para acabar con la intervención militar en Gaza. Esto ha llevado a un incipiente resquebrajamiento de las relaciones diplomáticas de Israel con potencias aliadas. Todos señalan el mismo camino: finalizar la intervención militar en Gaza. Pero para dar este paso, Netanyahu también debe explicar cuáles son sus planes para la Franja. Algo que, de momento, es un misterio.
La prensa israelí se ha hecho de eco de varias hipótesis. La más controversial es la propuesta de anexión del territorio, defendida por los ministros de Sionismo Religioso y Poder Judío, dos de los partidos de extrema derecha que auparon al poder a Benjamín Netanyahu. Otras voces dentro del Gobierno israelí plantean crear centros de concentración dentro de la Franja de Gaza controlados por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) donde los gazatíes serían encerrados.
Entre ambas opciones existe "una gama de grises", como lo describe Haizam Amirah Fernández, director ejecutivo del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC). Según el experto, estas dependen del éxito que Israel logre en la expulsión de la población de la Franja y Cisjordania, así como de la conversión formal de estos territorios en tierras israelíes.
Nadie en el Gabinete de Netanyahu ha apoyado abiertamente la reconstrucción de la Franja de Gaza que propone la Liga Árabe, la única de las tres opciones que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y la Unión Africana. Al menos, de forma discursiva. Esta es, también, la única opción por la que se decanta la Autoridad Nacional Palestina (ANP), organismo que sobre el papel representa a todos los palestinos pero que, en la práctica, apenas logra hacerlo con quienes viven en Cisjordania.
Que el Gobierno israelí impulse una u otra opción depende de los equilibrios que sea capaz mantener su primer ministro entre las presiones externas -principalmente EEUU, aunque también las potencias árabes y, en menor medida, la UE- y las internas -entre los seis socios de Gobierno-.
Los desencuentros dentro de la coalición podrían tener un desenlace fatal para el primer ministro israelí, a quién la inmunidad de su cargo le mantiene alejado de las causas judiciales que podrían llevarle a prisión. "El principal plan para la Franja de Netanyahu es permanecer en el puesto de primer ministro", evidencia Haizam Amirah. "El día que deje el cargo tendrá que dar explicaciones por el fracaso del 7 de octubre" y "lo más seguro es que acabe en la cárcel o en el basurero de la historia".
Opción 1: Anexión de Gaza y expulsión de la población
En noviembre de 2024, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich (Sionismo Religioso) se pronunció de manera contundente sobre la posibilidad de "arrebatar para siempre" Cisjordania y la Franja de Gaza a los palestinos. Esta idea, que supuso un escándalo para la mayoría de la comunidad internacional, es una de las que ahora están encima de la mesa. El pasado 28 de julio, el diario israelí Haaretz publicó que Netanyahu estaba a punto de proponer a su gabinete un plan para anexionarse Gaza.
Con esta baza, siempre según el periódico israelí, Tel Aviv presionaría a Hamás para que acepte un alto al fuego. De no hacerlo Israel iría poco a poco anexionándose el enclave palestino. El Haaretz también explica que el plan cuenta con el visto bueno de la Casa Blanca, después de que el primer ministro de Asuntos Estratégicos israelí, Ron Dermer, se lo presentara al secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio.
El plan conecta con la estrambótica propuesta que el presiente estadounidense, Donald Trump, anunció para la Franja de Gaza a principios de año: una suerte de "Riviera de Oriente Medio". En febrero, el recién investido presidente, compartió en redes sociales un vídeo creado por IA que recreaba esta visión. A mediados de julio, el Financial Times reveló que varios empresarios y diplomáticos israelíes, así como personas del entorno de Trump, estaban esbozando un proyecto para hacer posible este plan.
La simpatía del republicano hacia la anexión de Gaza tiene como contraparte la erosión el apoyo incondicional que hasta ahora habían prestado a Israel las potencias europeas y de la tibieza con la que los países árabes habían tratado la guerra. "¿Cuál es la alternativa? ¿Un Estado único donde los palestinos vivan bajo ocupación permanente, sin igualdad de derechos?", preguntó el secretario de la ONU, António Guterres, en la Conferencia de Alto Nivel para la implementación de la solución de los dos Estados, celebrada recientemente en Nueva York y en el que se debatía el futuro de los palestinos. "Eso no es paz, ni justicia, ni está permitido por el derecho internacional".
Por promover políticas como la anexión, Bezalel Smotrich y el también diputado de Sionismo Religioso y ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, han sido sancionados en Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Noruega. Además, Eslovaquia y Países Bajos han prohibido recientemente la entrada de ambos ministros a sus territorios.
Que los apoyos internacionales flaqueen es algo que no ha gustado dentro del Gabinete de Benjamín Netanyahu. El mismo periódico que sacaba a la luz el supuesto plan de Israel para anexionarse Gaza, publicaba la misma semana un artículo en el que se hacía eco las voces críticas -y anónimas- dentro de la coalición. Por su parte, el Jerusalén Post recogía a finales de julio que los altos mandos de las FDI no estaban entusiasmados con la posibilidad de una anexión, ya que representaría "un desafío operativo muy significativo" que "pondría en alto riesgo a los rehenes retenidos en la Ciudad de Gaza y los campos centrales". Además "sería muy difícil" trasladar a toda la población palestina.
La forma de llevar el plan de anexión a la práctica tiene como principal escollo a la población autóctona: unos dos millones de habitantes que malviven en la Franja de Gaza. Israel y sus aliados sólo hablan públicamente del desplazamiento de estas personas en términos de "migración voluntaria" hacia terceros países, algo que parece difícil de conseguir. En conversaciones con Público, Haizam Amirah enumera cuáles serían las opciones restantes. "Una sería trasladar a los palestinos por vía terrestre al Sinaí, algo a lo que Egipto se ha opuesto ferozmente porque podría suponer un problema de seguridad para sí mismo y para Israel ¿Quién dice que desde allí no quieran volver a entrar?", explica el experto.
La otra opción, abunda, es la que "vaciaría total o parcialmente la Franja por vía marítima, para llevarse a gente a otros puertos u otros países. ¿Cuántos barcos harían falta? Esto sería una limpieza étnica a cámara lenta a la vista de todo el mundo". Una maniobra tan explícita que a la comunidad internacional no le quedaría más que reaccionar.
Opción 2: Concentrar a los palestinos al sur de la Franja
A mediados de julio, el periódico New York Times se hizo eco de las filtraciones que algunos funcionarios israelíes habían hecho sobre "un plan impreciso para obligar a cientos de miles de civiles palestinos a refugiarse en una zona controlada por el ejército israelí". Según la publicación, dicha zona se situaría al sur de la Franja de Gaza, donde se construiría una suerte de campamento sobre las ruinas de Rafah.
La primera persona en esbozar públicamente esta idea fue Israel Katz, actual ministro de Defensa de Netanyahu, quien a principios de julio habló sobre la posibilidad de crear una "ciudad humanitaria" a la que trasladarían a todos los residentes de Gaza. El procedimiento para ejecutar esta idea constaría de dos partes. En la primera, se desplazaría forzosamente a unos 600.000 palestinos. Posteriormente, harían lo mismo con el resto de la población gazatí, que roza los 2 millones de personas, posiblemente en otros centros construidos para tal fin.
El director general del ministerio de Defensa israelí, Amir Baram, explicó en una televisión nacional que, para cerciorarse de que sólo entran en ellos población civil y no militantes de Hamás, todos los palestinos tendrían que ser registrados por las FDI antes de entrar en los centros. Una vez dentro, no se les permitiría salir.
"Se le puede llamar centro de concentración", afirma Amirah Fernandez en conversaciones con Público. "No es muy diferente al gueto de Varsovia". Otros expertos han hecho paralelismos similares entre Gaza y el gueto en el que se encerró a cientos de miles de judíos entre 1940 y 1943. También así lo describió Husam Badram, alto cargo de Hamás involucrado en las negociaciones de un alto al fuego.
En palabras de Badram citadas por el periódico estadounidense, se trataría de "una demanda deliberadamente obstructiva" para las negociaciones, en las que Hamás pide la retirada de las FDI de todo el territorio palestino. El centro "sería una ciudad aislada similar a un gueto", continuába. "Es absolutamente inaceptable y ningún palestino estaría de acuerdo con esto".
La idea del gueto ha sido tildada por el sector más extremista del Gobierno de Israel como una baza con la que Tel Aviv podría estar presionando a Hamás durante las negociaciones del alto al fuego. Pero, de llevarse a cabo, el desplazamiento forzoso y la privación grave de libertad física de la población gazatí podría constituir una violación de los artículos 7 y 8 del Estatuto de Roma, que tipifican ambas prácticas como crímenes de guerra y/o de lesa humanidad.
La Corte Penal Internacional ya investiga a Benjamín Netanyahu y a su anterior ministro de Defensa, Yoav Gallat por la presunta comisión de estos crímenes. Recientemente, algunos tribunales de Europa y América Latina han comenzado a estudiar querellas similares interpuestas en sus territorios ante otros altos mandos y soldados del ejército de Israel.
Opción 3: Reconstruir Gaza
La salida más citada en foros multilaterales es la reconstrucción de la Franja de Gaza, reducida a escombros después de casi 22 meses de bombardeos. Para que esto fuera posible, Hamás e Israel deberían acordar un alto al fuego. Después, Tel Aviv tendría que aceptar la entrada de ayuda exterior al enclave y las potencias aliadas tendrían que asumir el ingente trabajo de desescombro y financiar la reconstrucción de las ciudades. A ojos de Amirah Fernández, todo esto hace de la reconstrucción sea a día de hoy "una quimera".
"Solo el desescombro, la maquinaria, el tiempo de trabajo, en una zona con muchos explosivos sin estallar...se tardarían años en completar este trabajo". Para el director del CEARC, "quienes hablan de esto saben que Israel no quiere hacerlo ni lo va a permitir", entre otras cosas, "porque no desea que vea ni verifique sus acciones" en la Franja.
Quienes reman en esta dirección, como España u otros Estados miembros de la UE no tienen la voluntad real ni capacidad para llevar a cabo este plan. "De cara a la galería es vistoso: Israel se enfada, pega unos gritos, Trump amenaza, pero no cambia nada". De hecho, la defensa cosmética de estas soluciones puede llegar a ser "contraproducente", porque hace que los estados del Norte Global digan que "ya han movido ficha" y "descarten llevar a cabo sanciones contra Israel". Estas serían las únicas que realmente podrían ejercer presión contra Netanyahu.
Por ello, insiste en la importancia de no perder la esperanza y presionar desde la sociedad civil a los gobiernos nacionales. De momento, el país de la UE que más está obstaculizando las sanciones a Israel es Alemania. "Parece que quisieran hacer pagar al último niño palestino por lo que hicieron sus abuelos alemanes", concluye Haizam Amirah.
El reparto de alianzas externas y equilibrios internos encierra a Netanyahu en una paradoja: no pueden echar a los palestinos de la Franja sin que haya consecuencias, tampoco tienen intención de reconstruir la Franja de Gaza, pero no podrá alargar la guerra eternamente. "Parece que lo más probable termine siendo la opción de confinar a los palestinos en centros en la Franja, con el mínimo de viveres y de medicinas...es decir, con toda una ingeniería de la hambruna para que no mueran todos a la vez".