AMENAZA REAL
Asteroides: entre la rutina cósmica y una amenaza real para la Tierra
Aunque los choques con grandes asteroides son poco frecuentes, su potencial destructivo es considerable. Científicos advierten sobre la importancia de anticiparse, monitorear y desarrollar tecnologías que permitan desviar estos cuerpos celestes antes de que se conviertan en una catástrofe global.
El espacio, ese vasto escenario de belleza y misterio, también representa una fuente constante de amenazas para la Tierra. Entre ellas, los asteroides ocupan un lugar especial en la preocupación científica.
Boris Shústov, director del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, advierte que, aunque no se trata de un peligro cotidiano, sí es una realidad que debe tomarse con seriedad.
Los asteroides son cuerpos rocosos de más de un metro de diámetro que viajan por el cosmos. Aquellos con un tamaño superior a los 10 metros, aunque poco frecuentes, tienen un potencial destructivo notable.
Un ejemplo contundente fue el meteorito que explotó sobre Cheliábinsk en 2013, con solo 17-18 metros de diámetro, cuya energía fue equivalente a 20 bombas atómicas como las de Hiroshima.
Shústov explica que impactos de asteroides de 10 metros ocurren, en promedio, una vez cada 20 a 40 años. En cambio, objetos de alrededor de un metro ingresan a la atmósfera casi todos los meses, pero no representan un peligro, ya que se desintegran por completo antes de alcanzar el suelo.
La detección temprana es clave. Gracias al monitoreo constante, los astrónomos pueden predecir con bastante precisión la trayectoria de un cuerpo espacial e incluso calcular el punto probable de entrada con un margen de error inferior a 100 km. Esto permite evaluar riesgos y preparar posibles respuestas.
En caso de una amenaza inminente, las opciones se reducen. Si el asteroide se descubre en el último momento, lo único que queda es alertar a la población.
Sin embargo, si se detecta con años de antelación, es posible modificar su trayectoria mediante tecnologías como impactos cinéticos o sistemas láser capaces de evaporar parte de su superficie, generando un impulso de desviación.
Destruir un asteroide con armas nucleares es una alternativa extrema, pero entra en conflicto con acuerdos internacionales que prohíben la militarización del espacio. De ahí la urgencia por desarrollar soluciones tecnológicas pacíficas y eficaces.
El mensaje de los científicos es claro: no se trata de sembrar el miedo, sino de fomentar la prevención. Estudiar, vigilar y prepararse es la mejor forma de evitar que un fenómeno astronómico se convierta en una tragedia planetaria.