CANAL SIN AGUA

Cambio climático: Canal de Panamá busca agua para mantener activa ruta comercial

El Canal de Panamá está buscando desesperadamente agua para no morir, pues la disminución de las lluvias por el cambio climático y el fenómeno de El Niño amenazan con secar la vía que mueve casi el 6% del comercio marítimo mundial.

Las autoridades encargadas de administrar esta importante ruta comercial estiman que la gran desventaja del Canal de Panamá, es el hecho de que ésta funciona con agua dulce, mientras que las otras rutas marítimas, como el Canal de Suez, utilizan agua de mar.

Debido a la escasez de lluvias, el Canal restringió el calado de los buques, lo que causará una merma de 200 millones de dólares en sus ingresos en 2024. En tanto, la proyección para este año está estimada en 4.900 millones de dólares, indicó Ricaurte Vásquez Morales, administrador de la Autoridad del Canal de Panamá 

El administrador expresó que "la falta de agua, solamente medido en términos de peajes, ya da un precio de 200 millones de balboas" (dólares) menos en ingresos en 2024.

De prolongarse la sequía y el límite de calado, el Canal se arriesga a perder clientes, porque las navieras "pueden optar por otras rutas, sabemos que ese riesgo existe", señaló.

"Tenemos que encontrar soluciones para poder seguir siendo una ruta relevante para el servicio al comercio internacional. Si no nos adaptamos, entonces vamos a fallecer", indicó en una presentación ante la prensa el jueves pasado.

Barcos no diseñados para adaptarse el cambio climático 

El calado fue restringido hace unos meses a 43 pies (13,11 metros), dos menos de los que antes permitía esta vía inaugurada por Estados Unidos en 1914 y en manos panameñas desde el 31 de diciembre de 1999.

"La severidad de esta crisis es atípica, es muy alta. Así que vamos a pensar que nosotros, desde aquí hasta 30 de septiembre del próximo año, debemos estar operando con restricciones de calado", dijo.

De 40 buques en promedio que cruzaban cada día en 2022, ahora pasan 32 para ahorrar agua, la fuente de energía que mueve los barcos en las esclusas. Por cada nave se vierten 200 millones de litros al mar.

Debido al menor calado, algunos mercantes descargan cientos de contenedores en el puerto pacífico de Balboa y vuelven a cargarlos en Colón (Caribe), tras cruzar el Canal.

Los contenedores son llevados en ferrocarril de una costa de Panamá a la otra, lo que implica demoras aunque no necesariamente mayores costos a las navieras, pues aunque deben costear el transporte en tren, pagan un peaje inferior en el Canal porque llevan menos carga.

En 1881 comenzó un primer intento de abrir un canal a nivel del mar en Panamá, a cargo del francés Ferdinand de Lesseps, el constructor de Suez. La obra quedó paralizada por problemas técnicos, financieros y enfermedades tropicales que mataron a miles de obreros.

Un cuarto de siglo después, la construcción la retomó Estados Unidos, que agregó las esclusas y tardó 10 años en terminarla.