Perú

Debaten sobre qué hacer con el cadáver del líder de Sendero Luminoso

Abimael Guzmán era líder de la guerrilla maoísta que causó miles de muertos. Su esposa reclamó el cuerpo mientras que la policía pidió que sea incinerado.

Abimael Guzmán, líder de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, causante de decenas de miles de muertes en el país entre 1980 y 1992, falleció el pasado sábado a los 86 años de edad en el penal de la Base Naval de El Callao, la prisión de máxima seguridad en la que cumplía condena por delitos de terrorismo.

Según la autopsia, Guzmán murió a causa de una neumonía bilateral provocada por la acción de un agente patógeno. El Instituto Nacional Penitenciario de Perú (INPE) informó de que Guzmán se negó a recibir alimentos y ser trasladado a un centro médico, pese a que en las últimas semanas ya había tenido problemas de salud.

Guzmán no era un preso más. Fue el fundador y líder absoluto de Sendero Luminoso, el grupo armado que se alzó en 1980 contra el Estado en su intento por convertir a Perú en una república comunista, desencadenando un conflicto cuyas víctimas mortales se estiman en 69.000.

Las acciones de Sendero todavía conmueven a la sociedad peruana, que recuerda con horror una guerra en la que las fuerzas estatales también perpetraron violaciones de los derechos humanos.

Su viuda, Elena Iparraguirre, solicitó desde la cárcel en la que cumple condena por su pertenencia a Sendero Luminoso que el cadáver de Guzmán le sea entregado.

Pero los tribunales han desestimado hasta ahora su petición, mientras que los policías que lo capturaron piden que sea incinerado y sus restos arrojados al mar para evitar que pueda recibir el homenaje de sus seguidores.

El gobierno dice que el destino final del cadáver lo decidirá la Fiscalía, pero también se han alzado voces que aseguran que el Ejecutivo no puede eludir su responsabilidad en este asunto.