POLÍTICA

El presidente de Brasil Jair Bolsonaro defendió el trabajo infantil

El presidente de Brasil Jair Bolsonaro, defendió el trabajo infantil y se justificó alegando que actualmente los chicos “pueden hacer de todo menos trabajar, incluso aspirar un adoquín de paco”.

El presidente de Brasil Jair Bolsonaro, defendió el trabajo infantil y se justificó alegando que actualmente los chicos “pueden hacer de todo menos trabajar, incluso aspirar (sic) un adoquín de paco”. Estos polémicos dichos tuvieron lugar en la noche del martes, en un evento promovido por la Asociación Brasileña de Bares y Restaurantes (Abrasel), en Brasilia.

Delante de un grupo de empresarios le reclamaban al Gobierno subsidios y ayuda financiera frente a la crisis del sector por la pandemia del coronavirus, el Jefe de Estado brasileño aseguró: “Eran buenos tiempos cuando los menores podían trabajar”, y calificó el trabajo infantil como “un valor de una sociedad”.

Bolsonaro apoyó sus dichos con su historia de vida, y contó que su papá, que era mecánico dental, le ordenó buscar empleo cuando tenía 10 años. En aquel entonces, vivía en la ciudad de Sete Barras, en el interior de San Pablo, junto a sus otros seis hermanos.

“Mi primer trabajo, en negro obviamente, fue a los 10 años. Yo trabajaba después de la escuela, por la tarde, esperando a los que iban a tomarse un trago”, contó el excapitán del Ejército sobre aquella primera experiencia como empleado de un bar, en el Congreso Nacional de Abrasel, que fue transmitido en vivo y presentado por el presidente de la entidad, Paulo Solmucci.

En Brasil, se permite la contratación de adolescentes a partir de los 16 años, aunque el Estatuto del Niño y del Adolescente admite desde 1990 una función de aprendiz a partir de los 14.

A comienzos de julio, el mandatario hizo un vivo en las redes sociales en el que no solo defendió que los menores trabajen, sino también que puedan portar armas. “Cuando un chico de nueve o diez años está trabajando siempre hay alguien que dice que eso es trabajo esclavo, yo no sé si es así”, planteó en aquel momento.

Y agregó: “Pero cuando la gente ve a un menor fumando un cigarrillo de crack nadie dice nada”. Esta polémica postura no es nueva, la viene manteniendo desde mucho antes al 1 de enero de 2019, cuando asumió la presidencia de Brasil.

A su vez, retomó otro de los temas más controversiales su campaña electoral: la tenencia de armas para menores. “Yo empecé a disparar de joven y no había ningún problema en ello, mi padre tenía una escopeta que yo usaba en medio del monte donde disparaba de lo lindo”, recordó.

Bolsonaro, fiel detractor de la cuarentena desde el comienzo de la pandemia, también atacó a los jóvenes por salir a reclamar medidas para evitar el contagio. “No sirve escapar, hay que enfrentar (la pandemia). No mi generación, porque yo ya tengo 65 años, pero las generaciones jóvenes no quieren enfrentar los problemas. Si te quedás quieto vas a morirte, entonces hay que comenzar a disparar”, lanzó, haciendo una metáfora con la vida militar.

Con estas palabras, se dio pie para criticar a los gobernadores e intendentes que aplicaron restricciones o cese de actividades destinadas a proteger a la población contra el coronavirus. Luego, acusó a los medios y a algunos políticos de haber sembrado “pánico” en torno a la pandemia.

“Lamentamos las 115.000 muertes, así como las miles de muertes por otras causas”, cerró Bolsonaro.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (IBGE), en 2015 cerca de 2,5 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 17 años trabajaban en Brasil. Esta realidad llevó a que el país se comprometiera en Naciones Unidas a poner fin a la explotación ilegal de menores para el 2025.