SALUD
Implantaron células humanas en ratas para buscar la cura de enfermedades psiquiátricas
La técnica podría ser utilizada en un futuro para ensayos de nuevos medicamentos.
Un equipo de científicos implantó un tipo de células cerebrales humanas en ratas para estudiar trastornos psiquiátricos complejos, como la esquizofrenia, con la perspectiva incluso de probar tratamientos, reveló este miércoles un estudio publicado en la revista científica Nature.
Los implantes de estos tejidos de cerebro humano, llamados organelos, se hicieron en los cerebros de ratas jóvenes. La edad de los roedores resultó importante porque el cerebro de un animal adulto deja de desarrollarse, lo que habría afectado a la integración de las células humanas.
El trabajo fue realizado por Sergiu Pasca, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la universidad norteamericana de Stanford, y publicado en Nature, precisó la agencia AFP.
Cómo funciona el estudio en el cerebro de las ratas
Estos científicos pusieron a prueba la buena implantación de los organoides enviando un soplo de aire a los bigotes de las ratas, lo que se tradujo por una actividad eléctrica en las neuronas de origen humano, señal de que desempeñaron correctamente su papel de receptor ante el estímulo.
Luego quisieron saber si esas neuronas podían transmitir una señal al cuerpo de cada rata y es por ello que implantaron unos organoides previamente modificados en laboratorio para que reaccionaran a una luz azul.
El equipo utilizó finalmente su nueva técnica con organoides procedentes de pacientes con síndrome de Timothy, y observó que, en el cerebro de las ratas, estos genes crecían menos rápido y tenían una actividad más reducida que las mismas células procedentes de pacientes sanos.
Ensayos de nuevos medicamentos
Esta técnica podría ser utilizada en un futuro para ensayos de nuevos medicamentos, según dos científicos que no participaron en el estudio, pero que comentaron sus conclusiones en Nature.
La técnica “lleva a territorio desconocido nuestra capacidad de estudiar el desarrollo, la evolución y las enfermedades del cerebro humano”, escribió Gray Camp, del Instituto suizo Roche para la bioingeniería translacional, y Barbara Treutlein, de la Escuela politécnica de Zurich (ETH).
Según el experto, esta prueba revela algunos dilemas éticos, principalmente el de saber hasta qué punto la implantación de tejidos cerebrales humanos en un animal puede cambiar su verdadera naturaleza.
Por su parte, Sergiu Pasca descartó ese riesgo para la rata, debido a la gran rapidez con la que se desarrolla su cerebro con respecto al de un humano.
En este sentido, el científico destacó el “imperativo moral” de poder estudiar mejor y eventualmente sanar los trastornos psiquiátricos, teniendo en cuenta la proximidad al humano del modelo animal utilizado.
“Los trastornos psiquiátricos humanos son ampliamente propios del ser humano. Por ello deberemos reflexionar prudentemente hasta qué punto queremos trabajar con algunos de estos modelos”, precisó Pasca.