Caranaval boliviano
La comunidad boliviana realiza un Pre Carnaval con más de 4000 bailarines
Los orígenes del Carnaval de Oruro se remontan a antes de la llegada de que los conquistadores españoles. Al principio, era el destino religioso de los indígenas de los Andes que celebraban allí grandes fiestas en honor a los dioses.
En Bolivia, el carnaval es una de las fiestas de año más esperadas y más celebradas. En las ciudades, en los pueblos y en las comunidades, la gente se organiza en grupos, comparsas o fraternidades de distintas formas de música y bailes para realizar desfiles y festejos que pueden durar varios días. Y como se puede apreciar, es igual de importante en las comunidades que están fuera del país.
En los días de carnaval, en las calles de la ciudad, las personas juegan a mojar con globos de agua y a salir a bailar acompañado de una banda o sicuris (son un conjunto musical acompañado de zampoñas, quenas, charangos y otros) que interpretan coplas tradicionales de la región.
Hoy se juntaron más de 4.000 integrantes de la comunidad boliviana en Argentina para hacer un festejo de pre carnaval sobre la Diagonal Roque Sáenz Peña.
¿Por qué en la diagonal Roque Sáenz Peña?
En 1879, a sólo 58 años de su independencia, el Perú enfrentó la más sangrienta de sus guerras. El ejército chileno ocupó a principios de ese año, la entonces boliviana Antofagasta, alegando una serie de incumplimientos de un contrato por la explotación del salitre. Inglaterra, que estaba interesada en tener el control mundial de dicho producto, le dio su respaldo al gobierno de Santiago. Pero en el sur del Perú (Arica y Tarapacá) habían ricos yacimientos que impedían este objetivo (curiosamente eran administrados por una empresa de un súbdito británico).
Lima intentó mediar en este conflicto porque temías graves consecuencias pues atravesaban por una crisis económica y sus tropas no estaban preparadas para la defensa. Los chilenos denunciaron la existencia de una alianza militar entre peruanos y bolivianos con lo cual se veían seriamente amenazados. En este contexto se desata la llamada Guerra del Pacífico.
El ejército peruano se organizó como pudo. Muchas personas sin si quiera una mínima formación militar se enlistaron. En medio de ellos apareció un joven argentino quien había abandonado en secreto su hogar. Roque Sáenz Peña pidió formar parte de la milicia. Ante la escasez de hombres con experiencia fue aceptado primero en la reserva y luego le dieron el grado de teniente coronel.
Como tal participó brillantemente en importantes combates al lado de los hoy héroes peruanos Andrés Avelino Cáceres y Francisco Bolognesi. Precisamente luchando junto a él cayó prisionero. En 1880 las tropas chilenas, inmensamente superiores, rodearon Arica (aún territorio peruano) y a fin de evitar un derramamiento de sangre enviaron al mayor José de la Cruz Salvo para negociar la capitulación. Bolognesi reúne a su estado mayor y tras las deliberaciones rechazan rendirse. El 2 de junio Sáenz Peña recibe la visita de su amigo Miguel Cané, enviado por su padre, para convencerlo de que regrese a Buenos Aires, pero éste se niega. El 7 de junio, en lo que se conoce como la Batalla de Arica, Roque Sáenz Peña, que dirigía el batallón Iquique No. 3, es detenido por el capitán chileno Ricardo Silva Arraigada, quien escribió de él: “Don Roque Sáenz Peña sigue tranquilo, impasible; alguien me dice que es argentino; me fijo entonces más en él; es alto, lleva bigote y barba puntudita; su porte no es muy marcial, porque es algo gibado; representa unos 32 años; viste levita azul negra, como de marino; el cinturón, los tiros del sable, que no tiene, encima del levita; pantalón borlón, de color un poco gris; botas granaderas y gorra, que mantiene militarmente”.
Sáenz Peña pidió volver al campo de batalla para buscar los restos de sus compañeros de armas.