La isla de los gatos
La isla de los gatos abandonados, un problema creado por el hombre que divide a la sociedad en Brasil
La pandemia hizo que una pequeña isla brasileña, Ilha Furtada, conocida también como 'la isla de los gatos', se convirtiera en un gran problema que está dividiendo a la comunidad local.
Rodeada de todo tipo de rumores, la isla alberga actualmente a cientos de animales, que fueron llevados allí porque sus dueños los habían abandonado o habían fallecido, en un país donde los refugios de mascotas están desbordados y no pueden aceptarlos.
El veterinario municipal de la cercana Mangaratiba, Eduardo Mayhe Ferreira, viajó a la isla y confirmó que en el último año, al tiempo que la pandemia golpeó el país latinoamericano, el número de gatos en la isla aumentó considerablemente, e incluso se formaron dos colonias distintas, relata The Washington Post.
Nadie puede decir cómo llegaron por primera vez los gatos a Furtada, pero desde entonces muchas personas de toda la región han ido enviando allí a los felinos no deseados. Y su población empezó a crecer de manera constante. El lugar incluso se convirtió en una atracción turística.
La veterinaria Amélia Oliveira dice que las condiciones eran muy malas para los felinos, ya que no tenían acceso ni siquiera a agua dulce, por lo que hace años viajó a la isla para intentar mitigar la situación. En la última década ha logrado capturar algunos de los felinos menos asilvestrados y llevarlos al continente para que sean adoptados, y castrar a otros 380. Su acción sirvió para conseguir controlar más o menos la población, a la vez que diferentes organizaciones dejaban comida y agua para los gatos e instalaban para ellos pequeños refugios.
Pero cuando llegó la pandemia, el equilibrio se rompió, y la cantidad de animales aumentó rápidamente. Las personas que llevaban comida y agua a Ilha Furtada dejaron de poder hacerlo, y comenzaron a circular reportes sobre casos de canibalismo felino en la isla.
Ahora la situación sigue estancada, ya que los refugios están llenos, y como muchos gatos ya no pueden volver a ser socializados, devolverlos al continente sería complicado. Las autoridades de Mangaratiba propusieron un plan controvertido que de momento genera muchas preguntas y está lejos de implementarse.
Proponen enviar expediciones para realizar un censo de gatos e instalar cámaras de vigilancia para evitar que se lleven más gatos a la isla. Posteriormente, se planea empezar a castrar a los gatos y dejar que la naturaleza siga su curso. Los defensores de animales, sin embargo, argumentan que los animales no pidieron vivir en una isla desierta y que en última instancia son los humanos los responsables de que la situación haya llegado a este punto.