Guerra ruso-ucraniana

La OTAN debería haber predicho el fracaso de la contraofensiva ucraniana, según un veterano de la CIA

La OTAN debería haber previsto que la contraofensiva ucraniana fracasaría, opina Larry Johnson, veterano de la CIA. Las FFAA de Ucrania llevan cinco semanas de intentos fallidos.

La contraofensiva ucraniana es ejecutada "con dificultad", y las FFAA del país se enfrentan a "una lucha muy dura", admitió el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.

Los medios estadounidenses observan que los "pequeños avances territoriales de Ucrania conlleven un alto costo", señalan múltiples obstáculos para la contraofensiva ucraniana como el agotamiento de los soldados, la escasez de munición y, sobre todo, las fortificaciones y los campos de minas rusos.

En un podcast del 22 de julio, el veterano de la CIA Larry Johnson dijo estar perplejo por el hecho de que la fortificación rusa pillara a Occidente por sorpresa.

"¿Todo el mundo dormía durante estos últimos 6-7 meses?", cuestionó.

En sus palabras, la estrategia rusa no tiene nada de nuevo y la OTAN dispone de suficientes capacidades de reconocimiento e inteligencia para vigilar y ver cómo Rusia sembró estos campos de minas.

Para Johnson era previsible que las FFAA de Ucrania se vieran estancadas y atrapadas en las primeras fases de la contraofensiva. Agregó que ya había advertido que ucraniana fracasaría si no contaba con aviación, artillería autopropulsada, instalaciones y sistemas de defensa antiaérea.

La contraofensiva ucraniana, aplazada por tanto tiempo, inició el 4 de junio. Las tropas de Kiev llevan cinco semanas disparando una gran cantidad de proyectiles y misiles, y envían zapadores a desminar los campos para lograr avances sobre el terreno. Pero todavía están lejos de lograr algún éxito, eso es lo que preocupa a Occidente y le hace pensar que el Gobierno de Volodímir Zelenski "no podría asestar un golpe tan fuerte como quisiera", indican los medios estadounidenses.

El pasado 11 de julio, el Ministerio de Defensa de Rusia calculó las pérdidas de Ucrania en más de 26.000 militares y 3.000 unidades de diversas armas desde el inicio de su contraofensiva.

En particular, las pérdidas enemigas detalladas por el titular de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, incluyen 21 aeronaves, cinco helicópteros, 1.244 tanques y otros vehículos blindados de combate ucranianos. De los 1.244 vehículos blindados eliminados, 17 eran carros de combate Leopard, cinco tanques sobre ruedas franceses AMX-10 y 12 vehículos de combate de infantería Bradley estadounidenses.

Las fuerzas de defensa antiaérea rusas también derribaron 176 proyectiles de los sistemas Himars, 27 misiles de crucero Storm Shadow y 483 drones desde el 4 de junio.

Los medios occidentales admiten que el Ejército ruso creó fortificaciones imponentes empleando tecnologías de aviones no tripulados a mayor escala, mejorando su logística y enviando refuerzos al frente.

Rusia lanzó una operación militar especial en respuesta a la solicitud de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, previamente reconocidas por Moscú como Estados soberanos, para ayudar a la población rusoparlante de Donbás a detener el genocidio cometido por parte de Kiev durante varios años.