CEPA COVID-19
Lo que se sabe hasta el momento sobre la nueva cepa del coronavirus
Los estudios iniciales de la nueva variante ocasionaron medidas en muchos países del mundo.
En días recientes, el mundo ha observado con curiosidad y creciente alarma cómo los científicos del Reino Unido describen una variante recién identificada del coronavirus que parece ser más contagiosa que otras más conocidas, además de genéticamente distinta.
En este momento, la nueva variante es el foco de intensos debates y análisis. Esto es algo de lo que los científicos han descubierto hasta ahora.
¿La variante del Reino Unido es una especie de nuevo supervirus?
No. Solo se trata de una variación de las muchas que han surgido conforme el coronavirus SARS-CoV-2 se ha propagado por el mundo. Las mutaciones se presentan cuando el virus se replica, y esta variante —conocida como B.1.1.7— ya tiene su propio conjunto característico de ellas.
¿Qué tiene de inusual?
La variante llamó la atención de los investigadores en diciembre, cuando comenzó a aparecer con mayor frecuencia en muestras tomadas en regiones del sur de Inglaterra. Resultó que se habían tomado de pacientes desde septiembre.
Cuando los investigadores observaron de cerca su genoma, quedaron impactados por la cantidad relativamente grande de mutaciones que había desarrollado: 23 en total. La mayoría de las mutaciones que surgen en el coronavirus son dañinas para el virus o no tienen ningún efecto. Sin embargo, daba la impresión de que varias de las mutaciones en la B.1.1.7 podrían afectar la forma de propagación del virus.
¿Es más contagioso que otros virus?
Eso parece. En estudios preliminares, los investigadores del Reino Unido encontraron que el virus se está propagando con rapidez en partes del sur de Inglaterra y que está desplazando a una gran cantidad de otras variantes que habían circulado durante meses.
Sin embargo, el hecho de que una cepa del virus se vuelva cada vez más común no es prueba de que se propague con más velocidad que otras. Podría diseminarse solo por cuestiones de azar. Por ejemplo, podría surgir una variante dentro de una ciudad muy poblada, donde se puede transmitir con facilidad y, por lo tanto, crear más copias de sí misma.
¿Provoca una enfermedad más grave?
No hay ninguna evidencia contundente que lo confirme, por lo menos hasta ahora. No obstante, hay razones para tomar en serio la posibilidad. En Sudáfrica, otra cepa del coronavirus ha desarrollado una mutación particular que también se encuentra en la B.1.1.7. Esta variante se está propagando a toda velocidad por las zonas costeras de Sudáfrica.
Además, en estudios preliminares, los doctores encontraron que la gente infectada con esta variante es portadora de una carga viral intensificada: una concentración más alta del virus en su tracto respiratorio superior. En muchas enfermedades virales, esto se asocia con síntomas más graves.
¿De dónde viene esta variante inusual?
Hay un debate intenso en torno a esa pregunta. Una posibilidad es que la variante haya desarrollado su serie de nuevas mutaciones al interior de un conjunto especial de huéspedes.
¿La variante ya está circulando en Estados Unidos?
Todavía no, hasta donde se sabe. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya llegado a Estados Unidos. Los científicos británicos han establecido un sistema mucho mejor para monitorear los coronavirus en busca de mutaciones nuevas. Puede ser que alguien que haya viajado desde el Reino Unido lo haya traído. Ahora que el mundo sabe que debe buscar la variante, podría aparecer en más países.
¿La variante volverá inefectivas las nuevas vacunas?
No. La mayoría de los expertos duda que tenga algún efecto importante en las vacunas, aunque todavía no se puede descartar que pueda haber algún efecto.
La Administración de Alimentos y Medicamentos ha autorizado dos vacunas, una de Moderna y la otra de Pfizer y BioNTech. Ambas vacunas crean inmunidad en contra del coronavirus al enseñarles a nuestros sistemas inmunitarios a crear anticuerpos para una proteína, llamada de espiga, que se encuentra en la superficie del virus. La proteína de espiga se agarra de las células y abre un pasaje hacia su interior. Los anticuerpos producidos en respuesta a las vacunas se pegan a la punta de la espiga. El resultado: los virus no pueden entrar.