guerra de hackers
Los hackers de Putin esta vez no pudieron salvarle los millones de Suiza
Son los ingenieros de sistema de la empresa de fantasía “Vulkan”, responsable de cientos de ataques cibernéticos contra la infraestructura de energía de Ucrania. Pero no pudieron ocultar los movimientos de dinero de Sergei Roldugin, el concertista de cello amigo íntimo de Putin
Cuatro banqueros que ayudaron a un amigo íntimo de Vladimir Putin y sospechado de ser su testaferro a mover millones de dólares a través de cuentas bancarias suizas fueron condenados por la justicia suiza a pagar duras multas y dejar de operar en el país. La sentencia fue reservada y no se difundieron los nombres de los banqueros, pero se sabe que quien movió el dinero es Sergei Roldugin, un concertista de cello más conocido como “el monedero de Putin”. Se sospecha que las operaciones podrían haber sido encubiertas por un grupo de hackers que trabajan al servicio del Kremlin en la empresa “Vulkan” que esta semana fueron expuestos por la revelación de una fuente rusa.
Miles de páginas de documentos secretos publicadas por algunos de los diarios más destacados del mundo, muestran cómo los ingenieros de la empresa Vulkan de Moscú trabajan al servicio de agencias militares y de inteligencia rusas para apoyar operaciones de pirateo informático, difundir desinformación, manejar movimientos financieros y controlar secciones de Internet. La empresa está vinculada al Servicio de Seguridad Federal o FSB, la agencia de espionaje ruso, y realiza trabajos para las divisiones operativas y de inteligencia de las fuerzas armadas, conocidas como GOU y GRU; y el SVR, la organización de inteligencia exterior de Rusia.
Se cree que entre los trabajos que realizaba Vulkan estaba el de ocultar los movimientos de dinero en cuentas de Suiza y otros paraísos fiscales donde tiene depositado el dinero Putin y sus allegados. No lograron hacer un buen trabajo en el caso del depósito de más de 30 millones de francos suizos hecho en bancos de Zúrich. Cuatro banqueros -tres rusos y un suizo- ayudaron a Roldugin, que es padrino de la hija mayor de Putin, María, a depositar la fortuna en esas cuentas entre 2014 y 2016. Según el fiscal Jan Hoffmann, en el caso estuvieron en juego unos 33 millones de dólares que llegaron ilegalmente y que poco después salieron del banco Gazprombank de Zúrich.
Según el fiscal, “el caso puso de relieve cómo personas como Roldugin fueron utilizadas como testaferros, como una forma de ocultar a los verdaderos propietarios del dinero”. En Suiza, los bancos están obligados a rechazar o poner fin a las relaciones comerciales si existen dudas sobre la identidad de la parte contratante. Los cuatro ejecutivos ayudaron a Roldugin a manejar dos cuentas bancarias en el Gazprombank, a través de las cuales fluyeron millones de francos, sin realizar suficientes comprobaciones, especificó el tribunal. La fiscalía alegó que los ejecutivos no hicieron lo suficiente para determinar la identidad del legítimo poseedor de los fondos y que era inverosímil que Roldugin pudiera ser el verdadero propietario. El músico no tenía ninguna actividad como empresario.
Roldugin fue uno de los muchos miembros del círculo íntimo de Putin que se enfrentaron a sanciones de Occidente, incluida Suiza, después de que Rusia invadiera Ucrania en 2022. “Todas las pruebas son contrarias a que Sergei Roldugin sea el verdadero propietario de los activos”, aseguró el fiscal Hoffmann en la audiencia. Putin describió en una entrevista a Roldugin como “un amigo, un músico brillante y benefactor”, que ganó honestamente algo de dinero con una participación minoritaria en una empresa rusa. El Kremlin tacha de “Putinofobia” o de “propaganda antirrusa” cualquier sugerencia de que los fondos de Roldugin u otros amigos de Putin estén vinculados al líder ruso. “Sergei Roldugin no es un violonchelista y director de orquesta cualquiera, sino un favorito del Kremlin que, obviamente, tuvo acceso a posibilidades especiales de financiación que le permitieron acumular una riqueza sustancial”, dijo la defensa, según el informe previo al juicio.
No se sabe cuándo comenzó a funcionar la oficina de ciberguerreros del Kremlin escondida tras la fachada de la empresa Vulkan, pero es posible que ya estuviera actuando antes de la invasión rusa a la península de Crimea perteneciente a Ucrania en 2014, que es cuando comenzaron las transacciones sospechosas del amigo de Putin a los bancos suizos. Y coincidieron con las amenazas en ese momento de las sanciones comerciales por parte de Occidente.
Claro que la operación de ciberataques es mucho más amplia que la de la protección de las actividades financieras ilegales. Vulkan trabaja con el famoso grupo de piratas informáticos Sandworm que, según el gobierno estadounidense, causó dos apagones en Ucrania, intentó desbaratar la organización de los Juegos Olímpicos de Corea del Sur y lanzó NotPetya, el malware más destructivo económicamente de la historia. Con el nombre en clave de Scan-V, rastrea Internet en busca de vulnerabilidades, que luego almacena para utilizarlas en futuros ciberataques.
Vulkan creó otro sistema conocido como Amezit, para vigilar y controlar Internet en regiones bajo el mando de Rusia. También permite la desinformación a través de perfiles falsos en las redes sociales. Un tercer sistema, Crystal-2V, es un programa de entrenamiento para ciberguerreros en los métodos necesarios para derribar infraestructuras ferroviarias, aéreas y marítimas.
Los archivos de Vulkan, que datan de 2016 a 2021, fueron filtrados por un denunciante anónimo que se opone a la invasión rusa en Ucrania. Este tipo de filtraciones desde Moscú son extremadamente raras. Esa persona se acercó dos días después de la invasión, en febrero del año pasado, a la oficina del periódico alemán Süddeutsche Zeitung y reveló que “Vulkan” es un nombre de fantasía bajo el que operan los agentes secretos del GRU y el FSB. La fuente compartió posteriormente los datos y más información con la empresa de investigación Paper Trail Media, con sede en Múnich. Durante varios meses, periodistas que trabajan para 11 medios de comunicación, entre ellos The Guardian, Washington Post y Le Monde, investigaron los archivos en un consorcio dirigido por Paper Trail Media y la revista alemana Der Spiegel.
Cinco agencias de inteligencia occidentales confirmaron que los archivos de Vulkan parecen ser auténticos.
Se cree que los 30 millones de francos suizos son apenas una muy pequeña parte de los fondos que entraron en suiza en forma clandestina y que si se siguen investigando las maniobras de “Vulkan” se puede llegar a una fortuna extraordinaria que Putin y su entorno sacaron de Rusia para evitar las sanciones.