África de pie

Quién es Sankara, el Che africano asesinado cuyo nombre está levantando África

En medio del golpe de Estado en Burkina Faso, y otros levantamientos de pueblos africanos contra países imperialistas como Francia, resurgió un nombre que fue realzado nuevamente por la mayoría de la población del continente: Thomas Sankara.

¿Quién fue realmente este hombre y por qué fue tan importante para su país, así como porqué fue tan querido por la mayoría de su nación?

Sankara nació en el territorio de Alto Volta, colonia francesa de África Occidental. En 1958, se le concedió al Alto Volta el carácter de Republica Libre, aunque la presencia francesa siguió acompañando en todas las esferas de poder.

Por su parte, Sankara siguió la carrera militar gracias al esfuerzo de sus padres. Durante esos años, Sankara empezó a gestar junto a otros militares, un probable golpe de estado al gobierno títere que conducía al país.

Alto Volta era uno de los estados más pobres del continente africano. Con poca población alfabetizada, y golpeada por constantes epidemias endémicas, la mortalidad infantil se presentaba como una de las más altas del mundo. En ese contexto, Sankara, y la mayoría de los militares de su tiempo, entendían que era hora de aplicar importantes reformas. Así aparece el Golpe de Estado de 1983 encabezado por Sankara.

Con apenas 33 años, Sankara tomó el poder apoyado por el Ejército. También denunció que las arcas  fueron vaciadas años anteriores y comenzó su plan de profundas transformaciones: decidió cambiar el nombre del país: de Alto Volta a Burkina Faso para reivindicar a las etnias locales. En lengua natica, el nombre del país significa: “País de hombres íntegros”. Además se cambiaron la bandera y el himno nacional.

Como fue su gobierno

El gobierno de Sankara dio inicio a la mayor campaña de alfabetización de la historia del país: la educación primaria fue declarada obligatoria. Entre el 83 y el 87, la alfabetización pasó del 34% al 78%. Además, en esos años el gobierno construyó decenas de escuelas en zonas rurales muy humildes. Al mismo tiempo, el gobierno anunció la creación de la primera Universidad del país.

Sankara realizó una gran expropiación de tierras para favorecer a los cultivadores de la población. El proyecto más inmediato no era la industrialización, sino frenar el hambre en todo el país. Sankara entregó miles de hectáreas a los campesinos, quienes en sólo 4 años, duplicaron la producción de alimentos básicos y pudieron poner cese a la gran hambruna que golpeaba al país desde 1982. La medida fue celebrada.

Otro de los ejes del gobierno fueron las derogaciones de leyes arcaicas: fin de los matrimonios forzados y fin de la mutilación genital femenina. Además fomentó que haya mujeres en cargos jerárquicos de diversas instituciones. También el gobierno ordeno la reforestación de Sahel: diez millones de árboles para ayudar a combatir la desertificación. Al mismo tiempo otorgó grandes ayudas económicas a los campesinos.

En simultáneo, el gobierno de Burkina Faso comenzó una enorme campaña de vacunación contra las numerosas enfermedades endémicas del país. Casi 3 millones de niños fueron vacunados contra la fiebre amarilla, la meningitis y el sarampión. Sankara acudió en numerosas oportunidades a Naciones Unidas para denunciar como por décadas los franceses no fueron capaces de crear escuelas ni planes de vacunación.

La parte oscura de su gobierno

La figura de Sankara, sin embargo, tuvo también sus sombras durante su gobierno: la prensa privada casi desapareció y se crearon comités revolucionarios para hacer un seguimiento de aquellos detractores del régimen, considerándolos contrarrevolucionarios y, en muchos casos, asesinándolos. Entre 1983 y 1987, Sankara se convirtió en referente del continente, con luces y sombras, algo que tendría consecuencias.

La figura de Sankara era más popular cada día en toda África pero preocupaba también a Occidente por sus discursos antiimperialistas y sus prácticas como las expropiaciones. En 1987, los servicios franceses en colaboración con una minúscula fracción del Ejército de Burkina Faso, llevaron a cabo un Golpe de Estado contra Sankara, aunque también lo asesinaron. Así, de forma abrupta, se puso fin al proyecto Sankara. Aún a la fecha, hay en el país decenas de estatuas de él y en este nuevo devenir del continente africano, la sombra de su figuraba aparece de nuevo junto a banderas rusas o de cualquier país que se enfrente a Occidente y, principalmente, Europa Occidental, principal destructor del continente africano.