Londres
"Reino Unido no es un país corrupto": el escándalo que salpica al primer ministro
Boris Johnson está viviendo horas críticas. Está acusado de favorecer a empresas privadas y cuestionamientos respecto a sobresueldos.
Tras tratar de impulsar acuerdos medioambientales en la conferencia sobre el cambio climático COP26 que se desarrolla en Glasgow, Escocia, Johnson tuvo que regresar a Londres para lidiar con serias acusaciones de corrupción y de favoritismo político.
De hecho, durante una conferencia de prensa este miércoles, el premier respondió a estas acusaciones con un categórico: "Reino Unido no es un país corrupto".
Y es que en las últimas semanas miembros del Partido Conservador se han visto envueltos en serias acusaciones de favoritismo a empresas privadas y hubo cuestionamientos a cerca de los sobresuledos que reciben algunos parlamentarios por trabajar para firmas privadas.
Esto ha servido para revivir polémicas como la de los gastos excesivos de Johnson en la remodelación de su residencia oficialo la de un viaje al Caribe que realizó hace 2 años con su entonces prometida, Carrie Symonds, y que fue financiado por un multimillonario.