A 25 AÑOS DE SU MUERTE
Teresa de Calcuta, una vida entre luces y algunas sombras
Vivió la pobreza y el sufrimiento de modo radical. Fue una de las figuras más potentes del catolicismo del siglo XX, que la transformó en santa. Adoptó las posiciones más conservadoras de la Iglesia. Obtuvo recursos de personajes de dudosa moralidad. Creó su propia congregación, que cuenta con unos 4.500 miembros en 130 países. Una religiosa que despierta admiración y controversia.
Debajo del velo blanco con ribetes azules, un rostro. Un rostro surcado por arrugas que atraviesan las mejillas, la nariz ancha y prominente, una hilera de dientes blancos que resumen una sonrisa. Un rostro que se convirtió en símbolo de compasión, amor y cuidado de los pobres más pobres de la Tierra.
Debajo del velo blanco con ribetes azules, un rostro. El rostro de una mujer blanca y pequeña. El rostro de una mujer que elegía pedir perdón en lugar de justicia, que rechazaba el aborto y la anticoncepción allí donde mujeres y niños eran las primeras víctimas del hambre y la miseria. El rostro de una mujer que podía financiar su obra sin preocuparse de dónde venía el dinero.
Debajo del velo blanco con ribetes azueles, un rostro y una mujer: Agnes Gonxha Bojaxhiu, conocida en todo el mundo como la Madre Teresa de Calcuta. Una religiosa católica que nació el 26 de agosto de 1910 en Skopie, hoy Macedonia del Norte, y falleció en Calcuta, India, el 5 de septiembre de 1997, hace 25 años.
La Madre Teresa, nombre que adoptó en honor a la carmelita descalza francesa Teresa de Lisieux , vivió pobre entre los más pobres, recibió el Premio Nobel de la Paz (1979), fue canonizada (declarada santa) por el papa Francisco en 2016 y se convirtió en uno de los personajes más reconocidos del siglo XX.
Su obra, con admiradores y devotos en todo el mundo, también fue cuestionada por el apego que mostró la religiosa a los postulados más ortodoxos dentro de la Iglesia Católica y por recibir financiamiento de dictadores y poderosos, señalados como responsables de la misma pobreza que rechazaba.
A partir de 1955 la Madre Teresa comenzará a dar cobijo a niños huérfanos y abandonados con la inauguración del Hogar del Niño del Inmaculado Corazón, destinado a huérfanos y jóvenes sin hogar.
Después será el turno del Centro Shanti Nagar, destinado a enfermos de lepra, y de clínicas para la atención médica y la entrega de alimentos a quienes nada tenían. Una cantidad considerable de hospicios, orfanatos y casas para leprosos se replicaron en toda la India de la mano de la congregación durante toda la década del 60.
Las Misioneras de la Caridad y sus centros de atención a los más vulnerables se diseminaron por todo el mundo. Primero fue en Venezuela, en 1965, después en Roma, Tanzania y Austria, hasta llegar a Asia, África, Europa y los Estados Unidos.
A finales del siglo XX la orden ya tenía 610 misiones en 123 países, que trabajaban en hospicios y hogares para personas con lepra, tuberculosis y SIDA, pero también en comedores populares, orfanatos, escuelas y programas sociales.La congregación también incorporaría a los varones a través de Los Hermanos Misioneros de la Caridad, reuniendo a laicos católicos y no católicos. Además, en 1981 impulsaría el Movimiento Corpus Christi, integrado por sacerdotes, como un “pequeño camino de santidad”.