Brasil "caliente"
Tras un intimidante desfile militar, diputados brasileños debatían una polémica reforma electoral
La Cámara de Diputados de Brasil debatía hoy un proyecto de ley del Gobierno para cambiar el actual sistema de voto electrónico por el impreso, luego de un polémico desfile militar encabezado por el presidente Jair Bolsonaro frente al Congreso interpretado como una advertencia del mandatario de que no acepta su previsible derrota en la votación.
Junto a los comandantes del Ejército, la Marina, la Aeronáutica y algunos ministros, Bolsonaro observó el paso de un convoy de vehículos militares por Brasilia desde lo alto de la rampa del Palacio de Planalto, con vista al Congreso y la Corte Suprema, en medio de un clima de tensiones institucionales por sus reiterados ataques al sistema electoral. Formalmente, el acto fue organizado para que integrantes de las Fuerzas Armadas entregaran al mandatario la invitación a un ejercicio militar que ocurre anualmente desde 1988 a unos 80 kilómetros de la capital. Pero el desfile de los blindados y otros vehículos militares por la región central de Brasilia, sede de los tres poderes, es apuntado por observadores como algo inédito desde la vuelta a la democracia en Brasil y como un gesto de fuerza de Bolsonaro, cada vez más cercado por investigaciones judiciales y con su popularidad en declive.
Durante el desfile, que duró unos diez minutos, decenas de partidarios del Gobierno se concentraron frente a la Presidencia, algunos portando pancartas pidiendo una intervención militar para "salvar a Brasil", informó la agencia de noticias AFP. La exhibición, aunque prevista desde hace varios meses, fue interpretada por medios locales y por políticos críticos de Bolsonaro como un intento del mandatario de extrema derecha de presionar al Congreso antes de la votación de los diputados sobre su propuesta para modificar el sistema electrónico de votación, centro de sus críticas. Poco después del desfile parlamentarios de varios partidos realizaron un acto para denunciar lo que denominaron "un intento de avergonzar al Congreso Nacional y al pueblo", consignó la Agencia Brasil. Llevando carteles que decían “Democracia” y “Dictadura Nunca Más”, los legisladores se reunieron en la rampa del Congreso Nacional y caminaron hacia el Salón Negro de la Cámara. Los legisladores -de diversos partidos de la oposición- criticaron el desfile de vehículos blindados y la inclusión del proyecto de la votación impresa en la agenda de votaciones del pleno, incluso después de que fue rechazada por la comisión especial.
El líder opositor Alessandro Molon (socialista) afirmó que el desfile no intimidará a la Cámara de Diputados en la votación del polémico proyecto. “No aceptamos excusas de que el desfile del mismo día que la votación fue una coincidencia. Esta fue la forma de constreñir a la Cámara a aprobar el voto impreso y la mejor respuesta será desaprobar la propuesta con un marcador amplio ”, dijo. El Gobierno necesita una amplia mayoría para modificar la Constitución e implantar el voto impreso, por lo que era muy probable que los diputados acabaran rechazando la propuesta. Con su popularidad en declive tras un año y medio de pandemia, el mandatario intensificó las últimas semanas sus ataques contra el Supremo Tribunal Federal (STF), la corte suprema, y el Tribunal Superior Electoral (TSE), a cuyos jueces acusa de querer perjudicarlo de cara a la elección de 2022.
Bolsonaro, quien busca la reelección, asegura que hubo fraude en las dos últimas presidenciales y que él debía haber ganado en la primera ronda en 2018, argumentos que no tienen fundamento según la justicia electoral y numerosos especialistas. El expresidente progresista Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los mayores críticos de Bolsonaro, lidera los sondeos de intención de voto con hasta el 58% de apoyo, lo que le permitiría ganar en primera vuelta, aunque todavía no ha oficializado su candidatura. El respaldo a Bolsonaro, por el contrario, se ha desplomado, y en algunos sondeos apenas llega al 25%.
El presidente pide que las urnas electrónicas, el sistema vigente desde 1996, impriman un recibo de los votos, con el fin de que puedan contarse físicamente, un reclamo que sus seguidores han pasado a defender en manifestaciones callejeras de los últimos meses. Los reiterados cuestionamientos de Bolsonaro a la legitimidad de las elecciones llevaron a la justicia electoral y a la corte suprema a abrir sendas investigaciones en su contra. Bolsonaro llegó a amenazar con la posibilidad de emplear un "antídoto" fuera de la Constitución contra esos procedimientos judiciales, a los que considera ilegales.