Diferencia social
Un estudio compara el crecimiento de niños rurales y urbanos
Un macroestudio con datos de 194 países analiza la curva de crecimiento de los menores de entre 5 y 19 años.
La vida en la ciudad ha tenido, históricamente, una serie de beneficios para el crecimiento y el desarrollo de los niños y adolescentes frente al entorno rural. En 1990, los niños urbanos eran unos centímetros más altos que los rurales en casi todos los países del mundo, excepto en los de renta alta, donde esta brecha suponía menos de un centímetro de diferencia. Una investigación publicada recientemente en la revista Nature con datos de 194 países, entre 1990 y 2020, muestra que en las últimas tres décadas esta diferencia se ha visto reducida y, en el caso de los países más desarrollados, casi difuminada.
La alimentación, la situación socioeconómica o el acceso a los servicios sociosanitarios, además de la genética, son factores determinantes para el desarrollo y el crecimiento. En las últimas décadas, la expansión del estado de bienestar en la mayor parte del mundo ha hecho que mejoren las condiciones de vida en las áreas rurales y que se equiparen con las ciudades. Para Andrea Rodríguez, investigadora principal del proyecto, la altura es el mejor indicador del estado nutricional y de bienestar de un niño. Refleja las condiciones en las que se desarrolla: “Si su alimentación y su ambiente de desarrollo no son óptimos, no llegará a ser tan alto como debe”, dice.
Rodríguez, que es biotecnóloga del Imperial College de Londres, explica que una de las regiones que más ha reducido esa diferencia en los últimos treinta años es América Latina. Junto a Europa Central y varias partes de Asia, la brecha en estas regiones cayó entre 1 y 2,5 centímetros en las últimas tres décadas. En países como México, China y Hungría esta diferencia oscilaba en 1990 entre 2,4 y 5 centímetros. Sin embargo, en países andinos como Bolivia y Perú, los niños de las ciudades todavía llegaban a medir hasta 4,7 centímetros más que los de los pueblos en 2020.