vendía panchos
Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo Wagner
De construir un imperio hostelero a estar nueve meses en prisión al actual enfrentamiento con Putin, luego de haberlo respaldado. Los detalles de la vida de la cabeza del grupo Wagner.
Aupado sobre los trascendentales cambios políticos y económicos de Rusia durante la década del '90, Yevgueni Prigozhin se convirtió en un estratega que pasó de construir un imperio hostelero tras estar casi nueve años en prisión a ser líder del grupo paramilitar más importante de Rusia, que respaldó al presidente Vladimir Putin en la guerra contra Ucrania, pero ahora lo enfrenta.
Prigozhin nació en 1961 en la antigua Leningrado, ahora San Petersburgo, y creció en un entorno que facilitó transiciones tan radicales como la atravesada por el líder del grupo de mercenarios Wagner, antaño hostelero.
La primera experiencia fuerte en su vida ocurrió en 1981 cuando, a la edad de 20 años, fue condenado a 13 años de cárcel por robo, nueve de los cuales los pasó entre rejas.
Cuando salió de prisión, se encontró con un mundo distinto.
Fue liberado en 1990, en las postrimerías de la Unión Soviética, y el actual líder de Wagner comenzó, primero a sobrevivir y luego a prosperar, vendiendo panchos.
En solo cinco años, tras comprar parte de una cadena de supermercados, abrió su propio restaurante.
El local fue epicentro de la red de contactos que Prigozhin confeccionó en los años posteriores, mientras ampliaba el negocio.
Su barco Isla Nueva, que navegaba en el río Neva, fue particularmente importante dado que allí fue donde el presidente de Rusia, Vladimir Putin, comenzó a llevar a sus invitados.
De acuerdo con Prigozhin, su primer encuentro con Putin fue por abril de 2000, al principio del mandato del presidente, durante una visita del entonces primer ministro japonés, Yoshiro Mori, según una entrevista recogida por la cadena BBC y replicada por la agencia de noticias Europa Press.
Tres años después, Putin celebró su cumpleaños en Isla Nueva. La primera fase de la relación entre ambos tuvo un carácter puramente comercial.
Prigozhin fundó Concord, una compañía de catering que fue contratada por el Kremlin para suministrar alimentos al Ejército y a los colegios públicos de Rusia.
Durante la segunda década, en el 2000, el líder de Wagner permaneció en segundo plano dedicado al negocio de la hostelería a través de Concord, según un documento filtrado del bufete de abogados ruso Capital Legal Services, que lo tenía entre sus clientes.
En 2014 se tuvo conocimiento público de que Prigozhin había incursionado en el negocio de las armas con la fundación del grupo de mercenarios y que su creación tenía mucho que ver con el concepto de "negación plausible", dado que Rusia había declarado ilegales las compañías militares privadas.
"Creo que fue Prigozhin quien le planteó directamente a Putin la cuestión. Quizás estaba la Inteligencia militar rusa de por medio, pero sospecho que este proyecto estaba completamente en manos de Prigozhin", manifestó un antiguo oficial del Ministerio de Defensa ruso, bajo anonimato, al diario británico The Guardian.
El ministerio proporcionó a Prigozhin un terreno en Molkino, en el sur de Rusia, primera base de entrenamiento del grupo, que a partir de ahí comenzó a crecer en relevancia.
Wagner intervino a favor de separatistas en la región ucraniana de Lugansk y luego se extendió a Siria, donde Rusia ejercía como aliado de Damasco en la guerra civil. Posteriormente se acercó a África, donde, según Estados Unidos y sus aliados, actuaba como brazo armado de las juntas militares que asumieron el poder en los últimos años, como en Mali.
Prigozhin también fue acusado por Estados Unidos de organizar grupos de "trolls" en internet para interferir en las elecciones estadounidenses de 2016 a través de una serie de campañas en Facebook y Twitter a favor de Donald Trump, quien terminó ganando esos comicios.
Tras la invasión de Rusia a Ucrania, en febrero de 2022, el líder de Wagner confirmó que había fundado el grupo de mercenarios en 2014, en una decisión que puso rostro a la organización y lo convirtió en una estrella de las redes sociales, en las que anunciaba constantemente las operaciones del grupo contra las fuerzas ucranianas.
Conforme pasaban los meses, no obstante, su rechazo a la estrategia planteada por el Ministerio de Defensa ruso, al que acusó de privar de municiones a sus hombres durante campañas tan intensas como la librada en la ciudad de Bajmut, detonó la crisis actual.