La Plata

90 primaveras y una historia de barrio, vida y amor en el Parque Saavedra

Don Antonio Larrandat es fuente de admiración y respeto entre los vecinos, por su plena vitalidad. Todas las mañanas saca a pasear a su perrito y hace ejercicios.

¿Quién dijo que el Día de la Primavera está hecho solo para los estudiantes?

Algunos “jóvenes” adultos tienen una cuota de vitalidad tan grande que a diario suelen honrar la vida con gestos y acciones en distintos puntos de la ciudad. Este es el caso de don Antonio Larrandat, un vecino de 90 años del Parque Saavedra, que se convirtió en la atracción del barrio.

Todas las mañanas, con una gorra de lana, joggings y un tapaboca, Antonio sale a pasear a su perrito negro, generalmente unos minutos después de las diez.

El pasado 9 de julio, Antonio cumplió 90 años. “Nací en 1931 y mirá cómo estoy…”, explica mientras hace movimientos de gimnasia, llevándose los brazos a la altura de la cintura para luego extenderlos de forma sincronizada.

¿Cuál es el secreto de la juventud “eterna” para este anciano “joven” del Parque Saavedra?

“No hay que fumar cigarros. No hay que tomar bebidas fuertes. A mí una botella de vino tinto me dura cuatro días. Voy tomando un poquitito por día”, expresó el hombre de 90 años, quien asegura que come de todo, pero que se cuida con las carnes.

“Pico de todo. Me gusta el pollo y muy de vez en cuando como carne. Mucha carne tampoco hace bien”, expresó ante la consulta de diario Hoy.

El hombre, a simple vista, no aparenta tener más de 75 años. Corre, trota y se expresa como una persona mayor, pero no como alguien que ya acumula 90 primaveras en su vida.

“De joven trabajaba en el astillero Río Santiago. Para llegar a horario me levantaba a las tres de la mañana. Desde ese entonces acostumbré el sueño corto. Soy de dormir poco”, confesó.

“Me acuesto temprano y me levanto temprano. Siempre me pego un baño a las ocho de la mañana”, dijo.

En relación a su experiencia de vida y la situación actual del país, Larrandat comentó que “a comienzos de los 80’ y con las presidencias de Perón se vivió muy bien en Argentina. Después, muy difícil”.

Larrandat creció en el Barrio Jardín y llegó a jugar al fútbol en Estudiantes junto a “Beto” Infante.

“¿Sabés cómo jugaba yo? Era tan rápido que no me podían agarrar. Pero nunca fui quebrado”, resaltó repasando los años de su juventud.

Como tantos otros abuelos de La Plata (lamentablemente no todos), Larrandat sobrevivió a la pandemia del coronavirus y ya se aplicó la vacuna.

Hoy, podrá celebrar una primavera más.