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Científicos monitorean su presencia y alertan a la comunidad sobre las cianobacterias en el Río de la Plata

Los crecientes niveles en ríos, embalses, lagos y lagunas afectan el sabor y el olor del agua. Además, liberan sustancias que son perjudiciales para la salud.

Especialistas de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM) de la Universidad Nacional de la Plata estudian el crecimiento de las cianobacterias -organismos microscópicos- en el Río de la Plata y su impacto en la salud humana. Actualmente trabajan en el desarrollo de un sistema que sirve para monitorear su aparición y alertar a las autoridades para que tomen medidas de prevención y saneamiento. Estas sustancias se expanden cada año y afectan el agua destinada al consumo y la recreación de las personas.

Ricardo Echenique, investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires, sostiene que las floraciones de cianobacterias se repiten todos los años. Sin embargo, hay temporadas donde la densidad es mayor, debido a los aumentos en la temperatura media, la sequía, los efectos de los agroquímicos y el mal manejo de los efluentes cloacales. “En noviembre del 2020 ocurrió un evento de tal magnitud que generó el corte temporal del suministro de agua en las regiones de La Plata y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, apunta.

En tanto se repitan las sequías y las altas temperaturas, las floraciones algales podrían ser más seguidas e intensas. “Históricamente, las microalgas suelen aparecer hacia fines de octubre, se potencian en diciembre, enero y febrero, y disminuyen su intensidad a partir de marzo”, explica el investigador. No obstante, en los últimos años se observaron desde septiembre hasta junio.

Toxinas que florecen

En el Río de la Plata, las especies de cianobacterias que producen más floraciones son las del género Microcystis, con toxinas que afectan el hígado y pueden ocasionar gastroenteritis, diarreas, vómitos y náuseas. Otras pueden generar neurotoxinas, que provocan problemas neurológicos, mareos y disnea. Además, hay un tercer grupo que producen alergias, problemas en la piel, complicaciones respiratorias y oculares.

“Si bien la cantidad de toxinas en el agua de bebida es muy baja, hay momentos en los que los niveles son elevados y los procesos de potabilización deberían complementarse con otros tratamientos e incluso interrumpir el suministro a la población desde esa fuente y reemplazarla con otra que ofrezca menos riesgo”, describe el investigador. En esta línea, advierte que en la región de La Plata se reportaron olor y sabor en el agua asociados a especies de microalgas que producen la geosmina, un metabolito volátil oloroso.

Además de la problemática vinculada al agua para beber, Echenique se refiere al agua de recreación. “Junto a la subsecretaría de Recursos Hídricos diseñamos un semáforo que alerta sobre las diferentes concentraciones de cianobacterias en el Río. En el verano encontramos altos niveles en lugares como Punta Lara, Magdalena y Punta Indio, y alertamos que la gente no debería bañarse, pescar y hacer otros deportes náuticos”.

El problema del agua de recreación consiste en que, cuando una persona hace natación, indirectamente ingiere agua. Lo mismo sucede cuando juegan en la playa o realizan actividades como jet ski y windsurf. En estos casos, las microgotas contienen cianotoxinas que pueden ingresar por la nariz hasta llegar a los pulmones y de allí al torrente sanguíneo. Los riesgos de intoxicación se multiplican y la situación empeora cuando los niveles de cianobacterias son altos y se suman a contaminantes como hidrocarburos, metales pesados y bacterias que pueden causar diarrea.

Estudios a gran escala

Durante 2020 y 2021, la FCNyM monitoreó con imágenes satelitales el desarrollo de las floraciones en el Río de la Plata a partir de una convocatoria de la subsecretaría de Recursos Hídricos de Buenos Aires junto a otras instituciones. “En ese momento integramos una mesa interinstitucional junto a Echenique y Nora Gómez (secretaria de Ambiente y Conservación de Recursos Naturales de la UNLP) para abordar el problema desde múltiples facetas”, afirma Silvia Sala, Jefa de la División Ficología del Museo de La Plata.

Como consecuencia de ese intercambio surgieron dos líneas de investigación. Por un lado, trabajaron sobre aspectos de campo y tomaron muestras de agua para analizarlas y determinar la presencia de especies nocivas. Por otro lado, desarrollaron un proyecto para recopilar la información de campo histórica a nivel regional y volcarla en un Sistema de Información Geográfica (SIG). “Necesitamos recuperar estos datos e investigar a largo plazo para poder entender en detalle este fenómeno biológico”, añade. Estas herramientas se suman al monitoreo que hace la Autoridad del Agua, ente bonaerense encargado de su evaluación periódica.

Anabel Lamaro, investigadora de la División Ficología del Museo de La Plata y docente de la UNLP, sostiene: “Con el SIG pretendemos brindar herramientas a las autoridades de gestión para la toma de decisiones para colaborar con el seguimiento de las floraciones”.

Imágenes que delatan

A partir de esta iniciativa se diseña una base de datos donde se recopila y estandariza la información sobre eventos de floraciones de cianobacterias, a la cual se le pueden agregar datos sobre los usos del suelo, el clima y las corrientes del río. Así, se espera determinar mejor cuáles son las variables que anuncian un posible evento de estas características.

Para su estudio se utilizan imágenes de las misiones Sentinel 2, Spot y Landsat. La expectativa a futuro es sumar información del satélite SABIA-Mar, que aportará conocimiento sobre el mar y las costas de Argentina. “Este satélite está pensado a medida, de acuerdo a las propiedades de nuestras aguas y nuestras costas, y puede ser aprovechado para la problemática del Río de la Plata”, indica Sandra Torrusio, profesora de la Cátedra de Sensores Remotos de la UNLP.

De manera reciente, esa unidad académica difundió una imagen de alta resolución de la misión francesa Spot (provista por la CONAE), captada el 9 de febrero sobre el Río de la Plata. Allí se observa una gran mancha en tonos verdes que indica la presencia de cianobacterias sobre la costa, entre las ciudades de Buenos Aires y Magdalena, y una floración más extendida a 20 kilómetros río adentro.

“Esta visión que ofrece la misión Spot nos permite ver prácticamente todo el ancho del Río de la Plata y nuestra zona costera, observar la extensión de la floración en toda su dimensión y ver cómo las algas se distribuyen en relación a las corrientes del agua”, resalta Lamaro.

“Estas floraciones son fenómenos secuenciales. Se producen cuando las condiciones ambientales son propicias, como ocurrió en 2020 y en años anteriores. Con la información que estamos recopilando esperamos predecir sus apariciones, teniendo previsibilidad para la toma decisiones que permitan disminuir el impacto sobre el cuerpo de agua y la población”, subraya Echenique.