¿Cómo es la vida en la prisión platense de los rugbiers que mataron a Fernando Báez Sosa?

Previo al avance del coronavirus, tanto en Argentina como a nivel mundial, en nuestro país los medios de comunicación hablaban día y noche del crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, cometido por un grupo de rugbiers oriundos de la localidad bonaerense de Zárate. Sin embargo, pese a que fue prácticamente el único tema […]

Previo al avance del coronavirus, tanto en Argentina como a nivel mundial, en nuestro país los medios de comunicación hablaban día y noche del crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, cometido por un grupo de rugbiers oriundos de la localidad bonaerense de Zárate. Sin embargo, pese a que fue prácticamente el único tema en agenda para diarios, canales de televisión y hasta programas radiales, de pronto se dejó de hablar frente a las novedades, minuto a minuto, del Covid-19. Ahora bien, ¿qué es de la vida de los ocho deportistas que están presos en nuestra ciudad en la Alcaidía de Melchor Romero?

Máximo Thomsen, Ciro, Luciano y Lucas Pertossi, Blas Cinalli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz y Matías Benicelli, todos de entre 18 y 20 años, permanecen encerrados en la mencionada dependencia pero, a diferencia de la semana pasada, tienen ahora estrictas medidas de seguridad que deben cumplir, junto al resto de los internos allí alojados.

Por un lado, no pueden recibir visitas de ningún tipo para evitar la propagación del virus en el penal, por lo que sus familiares ya no pueden ir a verlos ni llevarles siquiera alimento.

La Alcaidía de Romero resolvió extremar las medidas de seguridad a efecto del temido virus y, en plena cuarentena obligatoria dictada por el presidente Alberto Fernández y que se ayer se extendió hasta la finalización de Semana Santa, los jóvenes tampoco podrán salir de sus celdas. Ambos son puntos cruciales si se toma en consideración que donde estaban alojados antes (en el penal 6 de Dolores) recibían a sus parientes todos los jueves y, prácticamente, ingerían durante la semana los alimentos que ellos les llevaban. Sin embargo, en ese sitio no tenían permitido acceder al patio para no cruzarse con el resto de la población carcelaria, que había prometido venganza por el homicidio de Fernando.

Una vez en la prisión de La Plata sí pudieron tener momentos de recreación, saliendo una hora al patio pero alejados de los otros internos. Eso tampoco podrán seguir haciéndolo y, ahora, deben pasar las 24 horas del día encerrados en sus celdas, que comparten de a dos.