Declaró el repartidor que mató a un ladrón en La Plata
El protagonista de esta historia es Rubén Ariel Gómez, de 32 años quién el martes por la noche mató a un ladrón en la esquina de 10 y 46 cuando él se encontraba trabajando como repartidor. Esta mañana fue indagado por la fiscal a cargo de la investigación, Ana María Medina, donde aseguró que actuó […]
El protagonista de esta historia es Rubén Ariel Gómez, de 32 años quién el martes por la noche mató a un ladrón en la esquina de 10 y 46 cuando él se encontraba trabajando como repartidor.
Esta mañana fue indagado por la fiscal a cargo de la investigación, Ana María Medina, donde aseguró que actuó en legítima defensa y, angustiado, expresó que teme por su vida. Estuvo acompañado por sus abogados defensores Damián Barbosa y Gustavo Guerrero. Actualmente está imputado por el delito de “homicidio” de Julio Gabriel Zapata, de 47 años.
Barbosa detalló que “obviamente lo que hizo fue en defensa propia ante una persona que lo amenazó y lo atacó con un arma de fuego”. “Mi defendido vio que Zapata le había robado a una señora, quiso frenarlo y retenerlo hasta que llegara la policía, pero esta persona sacó un arma de fuego y amenazándolo le exigió que le entregue la moto con la que él trabaja para poder huir”, precisó.
Barbosa apuntó que Zapata “le dio muchos culatazos con el revólver en la cabeza pero por suerte Gómez tenía el casco puesto” y aseguró que en ese momento comenzó entre ambos un forcejeo.
En ese momento Gómez extrajo una navaja que tenía en el bolsillo y que suele usar en el trabajo para abrir paquetes y cortar hilos de embalar. El delincuente nunca soltó el arma de fuego, entonces con la navaja le asestó las dos puñaladas y Zapata cayó al suelo muerto. Recién ahí cayó el revólver.
No obstante, la Justicia intenta localizar también a la mujer que fue asaltada por el ladrón muerto para corroborar la versión del cadete, dado que “la policía no le tomó los datos” en el momento del hecho, agregaron las fuentes.
Barbosa también aseveró que su defendido permaneció en el lugar del hecho hasta que arribaron la policía y la fiscal, con lo cual “dio sobradas muestras de que no tiene pensado fugarse” y analizó que por ese motivo Medina no ordenó detenerlo.
El ladrón vivía en Ensenada y, según las fuentes, tenía antecedentes penales por robo, portación de arma de guerra y venta de drogas, y había estado preso en la cárcel de Olmos.