El calvario que vivió una mujer tras el accidente que sufrió su hijo de 5 años en La Plata

“Si llegás a tener otra cosa que no sea coronavirus, estás a la deriva”. La frase pertenece a una mujer que vivió un verdadero calvario en nuestra ciudad luego de que su hijo de cinco años se fracturara el brazo en un accidente que sufrió mientras jugaba en la rambla emplazada en 71 y 31. […]

“Si llegás a tener otra cosa que no sea coronavirus, estás a la deriva”. La frase pertenece a una mujer que vivió un verdadero calvario en nuestra ciudad luego de que su hijo de cinco años se fracturara el brazo en un accidente que sufrió mientras jugaba en la rambla emplazada en 71 y 31.

En diálogo con este medio, la madre del niño implicado contó que todo surgió días antes de la cuarentana obligatoria dictada por el gobierno, pero terminó teniendo implicaciones una vez instalada la orden de prohibición de salida que pudieron haber sido más grave de lo que de por sí fueron.

“Mi hijo se cayó jugando en la plaza el tres de marzo y lo llevamos a la guardia del hospital Gutiérrez. Nos atendieron rápido y, tras una espera de dos horas debido a un accidente, nos recibió el traumatólogo. Ahí lo enyesaron y me dijeron que el hueso que se había desplazado se corregía con el yeso”, relató.

Agregó que debían volver la semana siguiente para hacer un control y así lo hicieron, surgiendo ahí los primeros inconvenientes. “Nos dijeron que no estaban realizando controles a raíz del coronavirus. Yo le explico lo que pasó, pero me repitieron lo mismo. Como tenía turno con un traumatólogo particular por unos controles que le exigieron en la escuela, lo llevé ahí. Quien me atendió trabajaba a su vez en el hospital de Niños y me derivó”.

Lo que parecía la última escena de la película no lo fue y se extendió aún más. Tampoco en el Niños (al que fue el miércoles 18, dos semanas después de la fractura) los quisieron atender, ya que no estaban haciendo controles. “Comencé a reclamar hasta que me escucharon. El traumatólogo revisó al nene y se dio cuenta de que, como le habían puesto mal el yeso, ya no tenía un hueso desplazado, sino dos, a la altura de la muñeca. Ante eso tuvieron que operarlo y ponerle dos clavos, para que se le acomoden. Eso implica, a su vez, que dentro de seis meses tienen que volver a intervenirlo, para sacárselos”.  

Indignada, dijo que “entiendo lo que se está viviendo a nivel mundial y hoy en el país, pero en La Plata todavía no hay casos y entonces no entiendo por qué no se trabaja como corresponde. Si a mi hijo no lo operaban, le quedaba una discapacidad en su brazo”.