La Plata
El proyecto educativo y emocional que pisa fuerte en la ciudad
“Reconocernos, Respetarnos, Transformarnos” es un programa que involucra a perros y caballos en las intervenciones asistidas para niñas que viven en un hogar.
"Reconocernos, Respetarnos, Transformarnos” es el nombre de un proyecto educativo y emocional que se lanzó en La Plata de la mano de la doctora en Medicina Veterinaria y especialista en equinos, Mariana Kienast, el cual involucra a animales para trabajar con un grupo de niñas que viven en un hogar de la ciudad.
“Es un proyecto de extensión que parte de una convocatoria especial de la UNLP de educación formal alternativa, para asegurar los derechos de los niños institucionalizados. Hace tiempo estoy trabajando en lo que son las intervenciones asistidas con caballos, que es mi especialidad. Luego, a partir de otro proyecto, sumamos el trabajo con perros y yoga”, señaló Kienast a diario Hoy.
Los encuentros entre el equipo de profesionales involucrado, los animales y las niñas se desarrollan los martes en el Hipódromo de La Plata, que ofreció el espacio y los equinos para poder llevar adelante las actividades.
El equipo, integrado totalmente por mujeres, lleva adelante este proyecto destinado a chicas de 5 a 18 años que conviven en el hogar. Hay una psicóloga, una terapista ocupacional e intervencionistas que trabajan la cuestión emocional con las chicas.
“Trabajamos en el mismo día con profesoras de yoga, música, intervenciones con trabajo, perros y arte. Es difícil que chicas que han atravesado traumas de cualquier característica puedan hablarlo o confiar en un adulto, entonces acá los animales hacen de puente”, explicó Kienast.
En esa línea, explicó: “Con la intervención se posibilita que establezcan un vínculo con ellos y se va generando un lazo donde los animales facilitan el renacer de la confianza. Básicamente, los animales son la llave que nos abre la puerta a ganar la confianza de las chicas”.
El proceso en el inicio, que tuvo lugar el 8 de marzo en el marco del Día Internacional de la Mujer, fue complejo para algunas de las jóvenes, que tenían temor de acercarse a los animales, a los que no estaban acostumbradas a interactuar.
“Hubo dos chicas que no se querían acercar al caballo, entonces les explicamos que era seguro, que el animal era manso y hasta terminaron haciéndole trencitas al equino”, recordó la profesional entre risas.
Kienast destacó que, si bien en principio es un programa a tres meses, el equipo sintió una recepción muy cálida por parte de las chicas. “Las personas que vinieron con las nenas nos decían que era poco habitual que se queden en una actividad sin querer irse o marcar aburrimiento, estuvieron trabajando con nosotras el tiempo completo y eso nos emociona mucho”, concluyó.