Destrucción del ecosistema

Ecocidio: daño masivo a la naturaleza y destrucción de los ecosistemas a largo plazo

El ser humano ha multiplicado su huella sobre el planeta dejándole cruentas cicatrices: islas de plástico, deforestación, vertidos, explotación y contaminación.

El ser humano ha multiplicado y diversificado su huella sobre el planeta dejándole cruentas cicatrices: enormes islas de plástico en los océanos, deforestación en los bosques tropicales, vertidos de hidrocarburos en selvas, ríos y océanos, explotación salvaje de hábitats y contaminación de los cursos de agua causados por la acción de los estados y de las multinacionales

ASESINATO O EXTERMINIO DEL MEDIO AMBIENTE

Un análisis etimológico del término nos lleva a un neologismo formado por eco-sustantivo griego oikos (casa, morada, ámbito vital) y cidio, derivado del verbo latino caedo (matar, exterminar), siendo su significado etimológico algo así como “asesinato o exterminio del medio ambiente”.

El ecocidio, cometido repetidamente durante décadas, ha creado la emergencia climática, ecológica y la pérdida de biodiversidad que ahora enfrentamos.

La emergencia climática y ecológica es el resultado de muchos años de actividades industriales dañinas como la de los (combustibles fósiles; textil y del curtido; fracking (fracturación hidráulica); minería ilegal y legal del oro y remoción de cimas; contaminación de los ecosistemas terrestres, acuáticos y marinos, etc.), no obstante las empresas han decidido continuar con estas prácticas pese a conocer los riesgos que implican. La responsabilidad recae sobre las decisiones tomadas en la cima de la industria, de las finanzas y de los gobiernos.

Muchas veces el Estado acaba normalizando determinadas formas de producción y consumo destructivo, aprovechando esta toma de decisiones, muchas empresas se aprovechan de aquellos países business-friendly (propicio para los negocios) que sacrifican su territorio por una falsa promesa de crecimiento económico.

Como ciudadanos, podemos y debemos asumir la responsabilidad por lo que comemos y lo que compramos, pero los ciudadanos de a pie no somos los que tomamos estas decisiones de alto nivel político y de inversión. Por lo tanto, no se nos puede culpar a la ciudadanía por el ecocidio.

ECOCIDIO POR DESMONTES, INCENDIOS Y MUERTE

5 millones de hectáreas de bosque arrasadas en los Llanos de Chiquitos, por una serie de incendios forestales provocados, en el departamento de Santa Cruz y en el departamento del Beni (Bolivia). La aprobación del Decreto Supremo 3973 en el mes de julio del 2019, que el gobierno boliviano utilizó para legalizar y autorizar la expansión de la frontera agrícola y ampliar la plantación de coca, mediante el desmonte y la “quema controlada” de bosques en los mencionados departamentos, fue una terrible decisión gubernamental.

Estos incendios forestales en 2019 quemaron 2 millones de hectáreas, calcinó 40 millones de árboles y mató 6 millones de animales silvestres, según las investigaciones realizadas por el Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés, la Facultad de Ciencias Puras y la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).

En aguas del Mar de Cortés, conocido como “El Acuario del Mundo” debido a su grandiosa fauna marina, ubicado en las costas del puerto de Guaymas, estado Sonora (México), se derramaron 3 mil litros de ácido sulfúrico cometido otra vez por la empresa minera Grupo México.

700 áreas afectadas en Brasil por fuga de hidrocarburos durante el año 2019, que contaminaron 300 playas en más de 100 municipios ubicados al noreste del país. La marea negra petrolera que contaminó el noreste brasileño en el 2019, demuestra que la monetización de las actividades industriales es más importante que la salud de los ecosistemas.

Los satélites del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) revelan además que en los 10 primeros meses del año 2020 fueron detectados 93.356 focos de incendios a los que hay que sumarles, los incendios en el Pantanal que aumentaron más de 230% en relación con 2019, según datos del Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales (LASA), de la Universidad Federal de Río de Janeiro donde las llamas devastaron 4 millones de hectáreas de este bioma en Brasil.

En Argentina durante el 2020, en plena pandemia, se contabilizaron incendios simultáneos en 14 provincias y el 95% estuvo relacionado con la acción humana entre intencionales 90% y 5% por negligencia. El saldo fue de 1.500.000 hectáreas calcinadas y miles de animales muertos.