Entrevista

Andrea Bonelli: “Lo que me ha sostenido siempre es la autogestión”

Es una de las actrices más reconocidas por el público, habiendo participado de grandes éxitos televisivos y obras teatrales que mostraron otro color interpretativo.

Este jueves llegará a los cines Un bosque en silencio, de Alex Tossenberger, protagonizada por Iñaki Aldao, Antonella Ferrari, Lorena Vega y Carlos Kaspar y con las participaciones especiales de Víctor Laplace y Andrea Bonelli. Justamente con Bonelli dialogó en exclusiva con este multimedio para conocer detalles de este y otros trabajos, además de su paso por la televisión y el teatro.

—¿Cómo supiste que querías ser actriz? Leí que al principio todo tenía que ver más con el Teatro Colón, la música...

—Yo empecé como bailarina, con mi ilusión de ser bailarina y en la escuela de danza del Colón. Estuve cinco años y no era buena, y ahí tenés que serlo. ¿Viste lo que es la danza clásica? Es una cosa de una rigurosidad y si realmente no tenés el talento iba a ser así una de las miles más. Me surgió un problema y tuve que dejar de bailar, porque tuve una tendinitis. Empecé a actuar a los 12 años en el colegio haciendo de Doña María en Las de Barranco. Fue un personaje que realmente sigo recordando, porque lo raro fue en ese momento, que a pesar de que yo no había estudiado, no había hecho nada, lo tomé con mucha pasión y seriedad. Se trata de un personaje fuerte y categórico dentro de la obra y fue un éxito. Yo tenía una maestra que le encantaba el teatro, entonces realmente la montó, ¿viste? Estuvimos ensayando un montón, con mi vestuario, y yo creo que eso tuvo que ver, porque ahí hubo algo donde yo me sentí muy cómoda y muy identificada con lo que estaba haciendo, y también relacionado con lo artístico. Y me parece que ahí, y ya en mi quinto año empecé a estudiar teatro, y ahí ya pasé a Gandolfo, y estuve unos cinco o seis años con él, y después ya empecé a hacer un montón de entrenamientos y ya empecé a actuar bastante joven también, por lo menos en televisión.

—La tele para una generación fue como una escuela también...

—Sí, y a mí lo que me pasó fue que se me hizo bastante fluido el tema de la tele, me fue fácil, me empezaron a llamar, no tuve que pelear mucho, y paralelamente empecé mucho con el teatro y después el cine. Yo comencé a trabajar en un momento en donde el cine argentino era malo, realmente malo y feo, lamentablemente, porque te diría incluso que quizás lo que más me llevó a mí al tema actuación fue mi pasión por el cine, por ver cine, como espectadora. Pero la verdad es que era un momento muy feo y me llegaron un montón de proyectos y a todos esos les dije que no, pero bueno así se fue armando mi carrera.

—La tele te acercó al gran público, el teatro también, pero en el último tiempo estás buscando otro camino, como lo que hiciste con Teoría King Kong…

—La verdad es que siempre lo tuve y por suerte cambió mucho todo, porque ahora es muy fácil pasar de un determinado teatro más experimentado o independiente a hacer televisión y un éxito televisivo. Bueno, en realidad la televisión ya hoy no sé, porque aquí ya no sabemos qué es la televisión, ahora ya son las plataformas, pero en ese momento era muy difícil. Yo venía haciendo mucho teatro con Mónica Viñao, venía haciendo mucho teatro en lugares muy chiquitos, muy experimentales, haciendo teatro clásico, estuvimos en Japón haciendo una obra de Javier Daulte, es decir, venía haciendo todo un tipo de teatro y era muy complicado juntar a esa, para el afuera, no para mí, para mí era algo natural porque yo me alimentaba de eso también para el otro, pero para el afuera era muy difícil unir esa que hacía ese teatro en un sótano, con todo el placer, con una protagonista de una comedia en televisión exitosa. Entonces, había algo ahí donde al afuera le costaba en un momento que claramente no sabían dónde encajarme. Pero el problema era para el afuera, no para mí en realidad, porque para mí era lo que me pasó siempre, así fue mi carrera y así sigue siendo. Siempre tuve proyectos personales, siempre tuve autogestión, canté, hice espectáculos cantados, bueno, y sigo en lo mismo. Para mí es lo que me ha sostenido, a pesar de lo difícil que puede ser esta profesión, lo que me ha sostenido siempre es la autogestión, es el proyecto personal.

—¿Qué pasa cuando hay que elegir roles, no cuando vos lo gestionás? ¿Cómo hacés?

—Lo tengo que sentir, me parece que es algo más orgánico, me parece que es algo que me pasa por el personaje, por el proyecto, por el director, el elenco, con quién me va a tocar intercambiar, por el mensaje, por dónde me identifico, ahí es donde me puedo comprometer o no, hay cosas que no me interesan en lo más mínimo, desde ningún lugar, y hay cosas que por ahí, las más difíciles son esas cosas que tenés que tomar esas decisiones.

—¿Se siente eso en la panza, en la cabeza, dónde?

—El primer momento es la panza, pero después siempre hay un “¿Estará bien esto?”. Yo he pecado de “no” a veces, y en algunos momentos he dicho: “Pero esto, ¿por qué no lo hice?”.

El cine y el reencuentro con los compañeros

—Vamos a la película, tu personaje tiene una escena clave y un discurso que resignifica toda la historia. También eso es interesante, ¿no?

—Totalmente. Y en parte, un personaje con mucha ambigüedad también, porque pertenece a una clase que ya de por sí, también es una clase que puede llegar a estar estigmatizada, porque yo conozco gente también que tiene campos en el sur y propiedades, y hay gente que está muy consciente de lo que está pasando y no está parada en ningún lugar de discriminación, todo lo contrario, está totalmente aceptando la situación e incluyendo lo que está sucediendo con los pueblos originarios y todo eso. Pero bueno, siempre, por lo menos desde acá, escuchamos una sola campana, que es la que nos cuentan y que es la de los malos que tiene que ver con gente que es totalmente discriminada y marginada y muy injustamente. Entonces, es un tema muy delicado. Creo que la película lo trata con mucho respeto. Pero a mí en este caso me toca estar del lado de la terrateniente cuestionada. Pero no puedo spoilear porque no puedo decir qué, pero es un personaje con una ambigüedad que fue lo que me resultó más interesante del personaje.

—¿Con Víctor habían trabajado antes?

—Sí, habíamos trabajado.

—¿Y fue el reencuentro?

—Sí, hacía muchísimo que no trabajábamos. Es muy lindo reencontrarse con compañeros.