Entrevista

Augusto Costhanzo: “La idea de llegar a muchos públicos es el fin que persigo en este momento”

El reconocido dibujante habló con este multimedio de sus primeros pasos en la materia y sobre las experiencias profesionales que fueron construyéndolo como artista.

Augusto Costhanzo nació en la Ciudad de Buenos Aires y hace más de 30 años que se dedica al dibujo. Se define a sí mismo como “un dibujante que trabaja con ideas, comunicando esas ideas de la manera más virtuosa posible”. Además sostiene: “Es necesario dibujar bien para comunicar bien”.

Temas como la música, el cine, la literatura, las artes y sus intérpretes son los ejes que vertebran la inspiración que vuelca a sus obras. En palabras del artista también el humor “juega un papel importante en mi trabajo. Es la estrella principal de mi universo discreto”.

En diálogo con este multimedio, habló de su formación y los primeros pasos profesionales en su extensa carrera.

—¿Cómo nació el amor por el dibujo?

—En mi caso, el amor por el dibujo fue algo muy natural porque tengo la suerte de haber nacido en una casa de dos artistas plásticos. Mis viejos se conocieron en Bellas Artes, en los ‘60, y yo siempre lo que digo es que nací en una casa como la del hijo del músico: tenía los instrumentos ahí a mano, eran parte del paisaje, y además los veía trabajar a ellos y eso era un estímulo. Aunque, siempre bregaron por que fuera un universitario y no tomara el camino de ellos por lo bravo que la habían pasado en su momento. Yo tomé el dibujo y lo usé en otra dirección, no transité las bellas artes sino que directamente yo ya sabía desde la adolescencia que quería aplicar todo lo que me gustaba dibujar en términos de comunicación, trabajando en diarios y revistas, que era mi aspiración desde chico.

—¿En qué artistas te inspiraste para definir tu estilo?

—En el sentido de la inspiración hubo una mezcla muy grande. En un principio eran, quizás, más humoristas gráficos, o especialmente el consumo de la revista Humor, una revista argentina editada por Ediciones de la Urraca que tenía el mayor y mejor staff de dibujantes de ese momento, en los ‘80. También, entre fines de los ‘70 y principios de los ‘80 tuve la suerte de ser lector de la edición argentina de la revista Mad, que en realidad era una revista de origen estadounidense. Todo eso fue una gran influencia. Humor, que también tenía un condimento político, y la revista Mad que tenía una visión absurda del mundo que era fascinante. A medida que iba avanzando en el tiempo, esas influencias y esas búsquedas fueron cambiando. Al día de hoy no sé si me influyen más ciertos diseñadores y músicos que otros dibujantes. Hoy por hoy me encanta leer y escuchar cosas de Piazzolla, mismo Orson Wells o el diseñador Milton Glases que falleció hace poco. En este momento me interesa más, quizás, traducir desde otras disciplinas y llevarlas a mi ámbito.

—¿Cuáles fueron tus primeros pasos profesionales?

—Fueron inmediatamente después del secundario. Yo venía estudiando desde los 15 años en la escuela de dibujo de Carlos Garaycochea, que era un humorista muy reconocido en esos tiempos, entonces ya tenía en claro que quería salir a publicar y una vez terminado el secundario y empezado algunas carreras universitarias que nunca terminé, mi primera redacción a visitar fue la de la revista 13/20, que era una revista que inauguraba el mercado adolescente en aquella época. La revista empezó a publicarse en el ‘88 y yo insistí, pero recién al año siguiente pude empezar a trabajar, era bastante perseverante en ese sentido. Después empecé con el resto de los medios y los diarios y revistas del país, y años después empecé a viajar también.

—Tu obra da cuenta de un interés particular sobre el rock, la política, el fútbol y producciones clásicas del cine y la TV. ¿De qué manera atraviesan tu trabajo?

—Temas como la política, el fútbol, el cine, la televisión o lo que es la cultura pop en general atraviesan mi trabajo. Una vez me di cuenta de que dibujando las cosas que a mí me gustaban, dibujaba mejor y me divertía más. Además, lo más lindo de todo es que empezás a ejercer un diálogo con un público que no conocés (ahora por las redes sociales sí, pero en un principio no) y empezás a encontrar personas con gustos similares que les gusta tu trabajo y la manera en la que lo estás diciendo. Siempre traté de ser muy claro y que, precisamente porque me gusta trabajar el dibujo con un condimento de comunicación, me interesa llegar a mucha gente. La idea de llegar a muchos públicos es el fin que persigo en este momento, sin traicionar mis gustos y encontrando interlocutores que reconozcan esos gustos.

—Llegaste a los Rolling Stones y a Liam Gallagher. ¿Cómo fue esa experiencia?

—La llegada a Liam Gallagher quizá haya sido un poco más buscada porque su retrato lo subí al principio de la pandemia, que era una vieja deuda que yo tenía conmigo y aprovechando ese tiempo me propuse resolver las caras tanto de él como la de su hermano Noel porque soy fanático y nunca los terminaba de dibujar bien. Un fin de semana me interné e interné amigos y amigas a los que consultaba mientras iba avanzando en ese trabajo, lo subí y el lunes al mediodía recuerdo que estaba en una reunión de Zoom y en el chat de Whatsapp empezaban a aparecer los mensajes de los amigos contando que Liam había subido el trabajo a su propio feed de Instagram. Fue muy divertido y espero que tenga final feliz este año cuando Liam venga a Buenos Aires y pueda entregarle el original de ese dibujo. El acercamiento a los Rolling Stones fue más fortuito. Un gran amigo vivía en República Dominicana y tenía la oportunidad de ir con su esposa y una pareja amiga a verlos a Cuba y me pidió el dibujo de Mick Jagger, con eso hizo lo que acá llamamos trapo con el que paseó por la Habana durante todo el día y la gente se sacaba fotos, vio el recital. Unos meses después salió la edición limitada de ese disco que traía un libro con muchas fotos y la foto final, una doble página, muestra a mi amigo con ese trapo en la espalda, con la figura de Jagger que había dibujado y no podíamos creer estar dentro de un disco de los Stones.