Entrevista

Bastien Bouillon: “A los actores nos gusta brillar”

El reciente ganador del Premio César pasó por la Argentina invitado por el Festival de Cine Francés y presentó la película que protagoniza.

La noche del crimen, de Dominik Moll, reciente ganadora de seis Premios César, llega a las salas y su protagonista Bastien ­Bouillon estuvo en la Argentina. Con él hablamos en exclusiva para saber más detalles de la película.

—¿Cuándo supiste que querías ser actor?

—Como vengo de una familia que pertenece a este mundillo, al principio intenté huir de la idea de ser actor. Pero a mi mayoría de edad hice algunos viajes y en mi segundo viaje estuve en México y me subí y dije que tenía que volver a Francia para hacer el curso de ingreso en la escuela de teatro. Eso fue hacia mis 20 años.

—¿Pasó algo en México que te disparó eso? ¿Algo de teatro?

—No, hacía cinco meses que estaba viajando y sentí en ese momento como una atracción por lanzarme en eso.

—Y cuando actuaste por primera vez, ¿pensaste en el tiempo que perdiste o no?

—No, yo creo que al contrario, todo lo que he vivido antes, todos los trabajos que he hecho antes me alimentaron, mis herencias, mis momentos de perdición, o de incertidumbre. Porque para nutrir la partitura que representa un personaje, hay que nutrirse de distintas cosas.

—¿Qué fue lo más difícil para vos de encarnar la película?

—A los actores nos gusta brillar, ser grandilocuentes, mostrar lo que sabemos hacer. Y en este caso yo tenía que ser tenue, al revés. El desafío era ese entonces. No quería ser mi propio espectáculo, quería mantenerme humilde respecto de los demás actores, respecto del guión, del proyecto en general. Entonces lo que decidí es ser como muy recto en lo que decía, atenerme al guión también, palabra por palabra, lo que me permitió quedarme vivo en algo estático para no ser justo yo. Entonces el desfasaje que había entre esta palabra recta, monocorde y lineal se creaba con los ojos que por su lado eran como ojos que vibraban y miraban, que intentaban comprender y quedaba una puerta de entrada a la interioridad del personaje para que el personaje no sea aburrido y que dentro de todo hubiera como cierto movimiento más allá de algo que parecía muy estático.

—¿Cómo fue el trabajo con el director?

—Hicimos una primera sesión de ­trabajo, que se aparentaba a un ­casting, y vimos que queríamos ir en el mismo sentido. Y después hablamos muy poco. Por ahí él estaba ahí y ­ajustaba algo un poquito, pero, como dice él, el 80% de la dirección de actor es el casting.