Entrevista
Benjamín Amadeo: “Yo soy un bicho raro, lo sé”
El talentoso artista rodó en pandemia en Perú una comedia que pone en evidencia los conflictos que aun hoy en día se manejan sobre cuestiones de maternidad y género.
En la historia de Encintados, una pareja (Magdyel Ugaz y Ximena Palomino) desea tener un hijo, pero ya no puede seguir costeando tratamientos de fertilidad de altísimo valor, y toma la decisión de engañar a un turista para concretar el embarazo. El realizador Gianfranco Quattrini construye una efectiva comedia de enredos que además habla sobre vínculos, amor, amistad y deseos. En ella Benjamín Amadeo será el embaucado, y para saber más de la experiencia de la película y el estreno hablamos en exclusiva con él.
Tildado como el “Chris Hemsworth” argentino, Amadeo ha transitado diferentes caminos y profesiones. Así, deslumbró a los jurados del talent show Tu cara me suena, y desde ahí su carrera comenzó a recorrer otros espacios, no solo el de “galán” donde siempre lo ubicaban en tiras como Casi ángeles, Herederos de una venganza, también despuntó el vicio de la comedia en varias tiras como Los únicos, Mi hermano es un clon, o la más reciente, Casi feliz, en donde encarna a León.
—¿Cuál fue el principal desafío que te exigió la composición de este personaje? ¿Puede ser el ir a rodar a Perú? ¿El salir del lugar de galán tradicional?
—Los desafíos que aparecen primero son los objetivos del director, y después uno como intérprete le encuentra la vuelta, pero los personajes están primero en la cabeza del director y el desafío es acercarse a eso, desde lo personal, en contraste con lo que vengo haciendo tuve el desafío sano entre el contraste de la imagen que tiene y esa especie de flan sentimental que es su vida. Ese look europeo alemán, rubio, bronceado, atractivo, hegemónico, y ver desde la personalidad expresar que necesita amor, que no tuvo grandes muestras de afecto, que tuvo muy malas relaciones pasadas, porque Facundo es un perro herido que va a Cuzco a buscar respuestas, ese fue el desafío.
—¿Te gusta la comedia? Siento que en la comedia física, la más extrema, te movés como pez en el agua. ¿La buscás? ¿Es algo que querés transitar con más frecuencia?
—No lo sé, lo voy averiguando con el tiempo, no lo tengo claro, sé que me gusta, me queda bien. Consumí mucha comedia, pero bueno, después aparecen cosas como Crímenes de familia, en la que Sebastián Schindel tenía una idea clara y no pude correrme de ahí.
No lo tengo claro, voy aprendiendo por qué me subo a una película o una serie, pero no lo tengo claro, no es una sola cosa, así que te puedo decir que en Encintados, me gustó mucho el guion, porque en clave de comedia cuenta una historia que representa una realidad que se vive en Perú, sé que es controversial, que puede prestarse al rechazo, pero esta película habla de cómo el amor puede reunir a personas que no piensan igual.
Me pareció original, me gustaba la idea de construir un galán, pero vemos que solo quiere amor, familia y armar un hogar, y eso para el trabajo de un actor es muy interesante, además de ir a Perú a filmar, y a Cuzco.
—El abismo de ir allá te invitaba también a aceptar, ¿verdad?
—Claro, y recuerdo que estuvimos en Lima buscando el tono, adaptándome. Eso me copaba, porque en ese sentido siento que a la hora de hacer algo busco un desafío, y acá estaba, irme dos meses de mi casa, a moverme en otro “lenguaje”, ver cómo hacer remates, algo que pasa acá también, no yéndote tan lejos, a 100 kilómetros ya el humor es otro.
—¿Qué te pasó cuando la viste terminada? ¿Lo que habías leído del personaje en el guion finalmente estaba?
—Confiaba mucho en el guion, aunque uno a veces en edición termina después viendo otra cosa, pero el guion estaba muy probado, la factura de la película es muy buena, cómo se ven los paisajes, el trabajo de arte es genial, fue una muy linda sorpresa ver la película y estoy contento y orgulloso de haberla hecho, además que es osada, así que más orgullo.
—Y al final, además, cantás...
—Claro, y deben pensar: “Este firmó para que eso pase en el contrato”, pero nada más lejos, porque a mí, a los fines de la audiencia, me sirve que estén separadas las cosas, pero acá fue muy lindo porque Gianfranco perdió a su madre, yo le había compartido mis canciones, y No te enamores lo emocionaba, lo hacía acordarse del proceso de la película, lo tocó, a mí me gusta que esté todo separado. Me han ofrecido hacer las dos cosas, y he dicho que no, a priori no me nace.
—Estás con mucho trabajo, estreno de series, película, gira musical, y fuiste padre recientemente. ¿Cómo se hace?
—Duermo poco (risas), pero tuve la suerte de chico de encontrar mi vocación y me considero un afortunado, porque además lo puedo hacer, hago mucho para cuidarlo y trato de no perder tiempo en cosas que no me gustan, más siendo padre recientemente. Se entiende que no se pierde mucho el tiempo en otra cosa, no hay tantas posibilidades para hacer cosas, y ahora trato de concentrarme más en lo que quiero el tiempo.
—En un momento tu carrera dio un volantazo que iba por un lugar que tal vez no era el que esperaba la industria, ¿fue difícil?
—Para mí no, pero entiendo que para los estándares de mantener ciertas líneas o consolidar aspectos en una carrera como la conocemos, yo soy un bicho raro, lo sé, no me jacto, me nace, y me muevo sin presiones. Para muchos, que haya estado cinco años en Sin codificar, conociendo más mi faceta dramática, les parecía que no iba. Yo me divertía, aprendía, me fascinaba, a veces es difícil complacer a todos, y ahora que estoy haciendo foco en muchas cosas, restrinjo y hago lo que más quiero, pero siempre me he movido con mucha libertad, que tal vez a priori no trae beneficios inmediatos, y te miran y dicen: “¿Quién es este pibe? Galán, canta, bizarro...”. Pero con el tiempo eso paga, porque modestamente creo que puedo manejarme con una versatilidad que me va a dar muchas alegrías, y honestamente lo voy averiguando.