Entrevista

Daniel Hendler: “Para mí una película tiene que rever las reglas de un género”

Viviendo un gran momento profesional, con varias producciones pendientes y rodando una serie para Netflix, el actor estrena un proyecto revolucionario con las estafas en el centro

No es noticia nueva decir que Daniel Hendler es uno de los más talentosos intérpretes y dramaturgos rioplatenses, pero su protagónico en El Sistema K.E.O.P/S, de Nicolás Goldbart, y el inminente estreno de Pequeña flor, de Santiago Mitre, lo reafirman en ese punto. Este multimedio dialogó con Hendler a días del estreno de la película de Goldbart, de la que participan Alan Sabbagh, Esteban Lamothe, Violeta Urtizberea y Rodrigo Noya, entre otros, para saber más del proyecto.

—¿Cómo fue reencontrarte con Nicolás tras Fase 7, que además en pandemia se la vio mucho?

—Estuvo buenísimo, ojalá me llame para la próxima. Es de esos directores con los que después de trabajar trato de que me sigan queriendo, porque es un placer volver a recibir un proyecto suyo y es uno de los exigentes, no te la hace fácil, es cascarrabias pero muy inteligente y da gusto trabajar así. Lo de Fase 7 me parece que fue de esas casualidades, aunque andá a saber si tiene un componente de premonición. Habla de una pandemia que tenía similitudes con lo que atravesamos y también de cosas que atravesamos, con una mezcla de mirada delirante e hiperrealista al mismo tiempo, me parece interesante cómo Nicolás trata todas esas capas, imposible de contarlas, así que eso es interesante, las películas que son difíciles de explicar. ­Nicolás es un cinéfilo y acá hace un cocktail de géneros que hace que la película te lleve por caminos ­inesperados.

—La película habla de cómo el hombre siempre busca una “salvación”, pero que generalmente terminan en estafa, como el protagonista que hace un click que termina en algo terrible…

—Ese click al que hacés referencia es un poco el miedo que vivimos hoy, de mandarnos una cagada, que en todo momento nos podemos mandar, de hacer algo mal con el homebanking o hacer o decir algo indebido. La gente está lista para salir ante cualquier error y con eso juega esta película, con este personaje que se “patea las bolas” y cae en una de esta con facilidad. Y después la película hace un vuelco hacia la amistad, que solo encuentra su problema un poco de alivio cuando aparece la amistad.

—¿Cómo sos con la tecnología, redes sociales, pagos de manera electrónica?

—Me relajé un poco con todo porque no se puede vivir si no, y de hecho me he relajado hasta con el reggaetón, que era un fiel detractor, pero no sé si mejoró el reggaetón o me relajé y acepté vivir en este mundo con ciertas frecuencias que aparecen ahí. La música me afecta, me hace daño lo que no me gusta, pero ahora estoy más relajado. No estoy muy perseguido con el mundo de la tecnología, sé que puede suceder algo, pero no pierdo tiempo evitando todo; aunque es práctico pagar en la verdulería con mercado pago, elementos que en algún momento rechazamos pero son prácticos a veces.

—El cine te está llamando para el género, ¿qué sensaciones tenés al ­respecto?

—Tiene que ver con lo que uno, consciente o no, va forjando o conectando. Estoy agradecido de hacer cosas que me gustan, y las que me gustan son las que están entre los géneros; no género puro, aunque el género es fórmula, reglas que cuando están más depuradas no es que las tengas que rechazar, porque desde chicos pedimos que nos cuenten el mismo cuento aunque sepamos el final. Pero para mí una película tiene que rever las reglas de un género, porque son monstruos que crecen con sus propias vidas, sin saber a qué conducen, y de eso me parece que va el arte; escapa a reglas y sinopsis, aunque siempre te piden que todo sea resumido; ver hacia dónde se dirige, sin encerrarnos en un manual impidiendo el viaje que tiene lo creativo e inesperado. Creo que las películas que más me han ­gustado son las que los creadores no me podían contar, aunque hoy para que se inviertan fondos tienen que explicar todo, ­porque si no se limita todo. Tener industrias y culturas, aunque el cine es inclasificable, es activar distintos sectores en términos microeconómicos, y a la vez es una plataforma ­cultural a la que puede acceder mucha gente, discutiendo cosas que nos pasan desde un lenguaje muy particular. Por eso me interesan las obras de directoras o directores que tienen un propio lenguaje para poner en discusión.

—Tenés un presente plagado de cine como actor, series, teatro. Pero ¿cuándo volvés a dirigir una película tuya?

—Estoy escribiendo algo de a poco que me gustaría dirigir el año que viene.