Entrevista

Débora Falabella: “Con el tiempo tenemos más facilidad para salir de los personajes”

La estrella de Avenida Brasil llegó al país para promocionar el estreno de La residencia y aprovechó para hablar sobre su amor por el teatro.

Débora Falabella está desde temprano dando notas a los medios argentinos por el estreno de La residencia, película de Fernando Frahia, coprotagonizada por Darío Grandinetti. Cuando este multimedio tiene que dialogar con ella, la estrella de Avenida Brasil está con hambre, y elige para mitigarla un sándwich de miga, que come con muchas ganas. Así arranca esta entrevista exclusiva con este multimedio.

—¿En Brasil hay este tipo de sándwiches?

—No, pero yo comía acá, cuando vivía acá. Comía mucho de sándwiches, empanadas, esas cosas.

—¿Qué otra cosa además de sándwiches de miga y empanadas?

—Carne.

—Pero ¿ustedes no tienen mejor carne?

—No.

—¿No?

—No, creo que de la manera que es hecha acá, me gusta más el sabor. Ah, el dulce de leche también, hay también en Brasil, principalmente en Minas Gerais, que es de donde yo soy, pero es distinto también. Acá el dulce de leche es un poco más oscuro, más denso.

—Más dulce...

—Un poco más dulce, sí. Un poco más denso también, creo.

—Estuviste en la Argentina rodando la ­película. ¿La vez anterior por qué había sido? ¿Por el final de Avenida Brasil?

—También, pero yo viví en la Argentina, creo que cuando tenía 19, 20 años, yo hacía una versión brasilera de Chiquititas. Entonces, viví acá por un año, 11 meses, con el equipo, con los actores argentinos en un predio. Fue una experiencia también muy increíble, trabajar en otro país. Trabajaba en portugués, claro, pero con un equipo de acá y haciendo un trabajo. Fue mi primera novela.

—Y ahora que tocó algo medio parecido, estuvieron instalados en el Sur, filmando. ¿Cómo fue la experiencia?

—Sí, en el medio de la pandemia, yo fui llamada para hacer esta película y estaba con mucho miedo porque no había vacuna. Yo no pensaba que podíamos hacerla porque creo que la pandemia empezó en marzo y en octubre yo fui llamada. Tenía mucho miedo, pero ahí fuimos.

—¿Porque justo en pandemia no estabas haciendo nada, estaba parado el trabajo con Brasil?

—Yo estaba haciendo cosas por internet. Yo tengo una compañía de teatro y en el año de la pandemia estábamos cumpliendo 15 años. Íbamos a hacer una muestra de repertorio, pero tuvimos que adaptarla para hacerla online. Entonces, grabamos una serie, hicimos teatro online, vivo, unas cosas así que nos adaptamos, pero estaba en casa. Entonces, para mí fue un convite. Al mismo tiempo, estaba con mucho miedo, pero también…

—Tenías ganas.

—Tenía muchas ganas de ir.

—Me contás que tenés una compañía de ­teatro, pero decime que no hay alguien como Holden, el siniestro personaje protagónico de La residencia…

—No, por favor, somos tres. Somos como… Funciones equilibradas. No hay en el grupo un maestro así.

—Pero la película uno la puede tomar como una utopía, pero esto pasa...

—Sí, pasa mucho.

–¿Qué reflexión hacés de estos grupos tan intensos de trabajo?

—Yo nunca viví algo así, pero estoy cerca de muchas personas que sí. Los grandes maestros están casi en el límite de hacer eso y al mismo tiempo, es muy encantador, es muy importante también para la vida de un artista. Es muy peligroso, tanto que se está ahí inmerso en esta experiencia.

Creo que es importante un maestro con una sabiduría muy intenso y que ama mucho su trabajo y su arte, pero también hay que tener límite, porque eso se puede llevar para cualquier lado, porque las personas se quedan enamoradas del proceso.

—¿Cómo fue componer a Ana? ¿Cómo fue construir este personaje que empieza de una manera y se va transformando a lo largo de la película?

—Primero, que era muy parecido con la vida que tenemos como actrices, creo, porque vivimos un personaje siempre. Siempre estamos haciendo un personaje en nuestro trabajo y de un lado salimos un poco, damos un descanso para nuestras vidas y vivimos un personaje. Sólo que en el caso de Ana, Ana vive Violeta después, cae intensamente y abandona su vida para siempre. Entonces, hay un límite. Eso para mí fue fácil.

Creo que fue junto también el proceso de crear Ana, fue junto con el proceso de la película, porque estábamos… Empecé, claro, con la parte técnica, que tenía que hablar bien para la película y el español. Yo no lo hablo, yo viví acá, pero no tomo clases siempre, entonces tenía que hablar bien para que se entienda. Era una chica brasilera que iba a estar en la residencia, pero para que se entienda yo tenía que hablar bien.

Entonces, hice clases de acento, de español, nos encontramos además con el director y el equipo, hablábamos del guion, pero todo por Zoom. Entonces, yo viví todo muy intensamente cuando llegué a Ushuaia y ahí sí fue importante, porque todo el paisaje, el clima del lugar, fue una contribución para entender cómo era este personaje.

Para finalizar, algunos datos sobre La residencia, la coproducción rodada en la Argentina que trajo a Falabella al país. La película es una potente historia sobre el acto creativo, inspiración y la vida en donde Falabella y Grandinetti se sacan chispas a la vez que impulsan una profunda reflexión sobre falsos gurúes, residencias artísticas y las consecuencias de ser parte de ellas. Rodada en Ushuaia, la naturaleza ofrece el espacio ideal para que las ideas del déspota Holden (Grandinetti) comiencen a causar efecto en cada uno de los participantes de la residencia de creación literaria llegando, como en el caso de Ana (Falabella), a duplicar su personalidad confundiéndola y llevándola a creer que es Violeta, la protagonista de la novela que está escribiendo y por terminar.

De Avenida Brasil al cine argentino

En Avenida Brasil, uno de los éxitos sin precedentes de la televisión mundial, Débora Falabella encarnó a Rita/Nina, una joven que debe descubrir su identidad a la vez que se enamora del heredero de una familia acomodada de Brasil. Acompañada por Cauã Reymond, Adriana Esteves y Murilo Benício, en nuestro país, como en tantos otros, se transformó en la telenovela preferida del público, e incluso hoy tres señales de cable la emiten con grandes niveles de encendido.

—Antes me hablabas de que los actores viven un poco con intensidad un personaje, después viven otra vida. ¿Cómo hacés para superarlo, digo, con cada actuación? Acá en la Argentina se te conoce mucho por Rita/Nina. La pasan en tres canales y por streaming y con gran respuesta del público. ¿Cómo hacés para ir por otro rol y también para que se olviden un poco de Avenida Brasil y Rita/Nina?

—Yo creo que con el tiempo tenemos un poco más de facilidad para salir de los personajes. Claro que cada uno es distinto. Un personaje que hago en el teatro es de una manera distinta de composición, de entendimiento, de lo que es un personaje en el cine. Pero el tema es que hago novelas en Brasil. Las novelas son hechas por un año, un año y dos meses. Entonces, un año y dos meses viviendo un personaje. Entonces, a veces se mezcla un poquito la manera de ser, de hablar. Pero creo que hoy para mí es mucho más fácil, porque cuando era más joven y no tenía hijos, yo vivía intensamente todo. El personaje, un poco más. Me enfermaba en el final de un proceso. Ahora no, ahora ya aprendí, ya lo aprendí hace tiempo.

—La película se estrena acá en la Argentina. Vienen de ganar premios en festivales. ¿Con qué te gustaría que se conecte el público?

—Creo que con la historia de Ana y esto de entregarse tanto y abandonar su vida para vivir algo que al mismo tiempo es muy seductor, pero también es muy peligroso. Creo que es una historia que causa una sensación muy interesante en el público. Es un cine que se ve en la pantalla que causa una sensación. Por eso es tan importante de ver en el cine, porque creo que todo junto, el sonido, la historia, la fotografía, los actores, creo que eso es fuerte para el público. Estamos también tan acostumbrados ahora a estar en nuestras casas, viendo nuestro teléfono, viendo algo en la tele, no conectamos. Entonces, esta película creo que es una película importante de que se conecte para sentir la película toda.