SUBASTA

Dos brazaletes de María Antonieta fueron vendidos en Suiza por más de 8 millones de dólares

Dos brazaletes que pertenecieron a la que fue reina de Francia en el siglo XVIII, María Antonieta, fueron vendidos por más de ocho millones de dólares.

Dos brazaletes que pertenecieron a la que fue reina de Francia en el siglo XVIII, María Antonieta, fueron vendidos por más de ocho millones de dólares el martes en una subasta en Ginebra organizada por Christie’s. Las joyas, con 112 diamantes, fueron adjudicadas al cabo de cinco minutos de subasta por 7,5 millones de francos suizos (7 millones de euros, 8,1 millones de dólares), un precio que casi duplica su estimación inicial.

Antes de intentar huir de Francia con su esposo, Luis XVI, y sus hijos, en plena Revolución Francesa, la reina envió sus joyas a Bruselas, desde donde fueron enviadas a sus allegados en Austria, su país de origen. María Antonieta fue guillotinada en 1793.

“Son joyas únicas, de una procedencia única. La gente quiere identificarse con las personas que las poseyeron en la época y están dispuestos a pagar por ese origen y esa historia mucho más que lo que el objeto vale en sí mismo”, dijo a la AFP Olivier Wagner, experto en la casa de subastas Sotheby’s.

Pero esto no es todo. Unas joyas que pertenecieron a la gran duquesa María Pávlovna, tía del zar Nicolás II, y fueron transportadas fuera de Rusia en el momento de la Revolución de 1917, fueron vendidas en una subasta en Ginebra por casi 900.000 dólares, anunció la casa de subastas Sotheby’s. Las joyas, entre ellas un broche con zafiro y diamantes y unos pendientes, fueron vendidas por 806.500 francos suizos (885.000 dólares, 765.000 euros), un valor muy superior al precio inicial, calculado entre 300.000 y 500.000 dólares.

La casa de subastas subrayó que era poco común que joyas que tengan un tal pasado se ofrezcan en una subasta y que estas piezas excepcionales habían suscitado un interés muy grande en coleccionistas de todo el mundo. La duquesa “entregó sus joyas a alguien de su confianza, el diplomático inglés Albert Henry Stopford (1860-1939), quien se encargó de ponerlas a salvo en Londres”, explicó a la AFP Olivier Wagner, experto de Sotheby’s.

“Tras un periplo increíble por todos los países escandinavos, [Stopford] llegó a Londres en barco, donde guardó las joyas en la caja fuerte de un banco. La duquesa fue una de las últimas integrantes de la familia Románov en abandonar su país, en 1919. Y, no fue hasta 1920 que se reencontró en Londres con toda su colección de alhajas”, añadió el experto.

Su hija, la princesa Elena, heredó estas joyas, que permanecieron en la familia hasta 2009, cuando fueron subastados en Ginebra y adquiridos por una familia de nobleza europea por 500.000 dólares.