Climatología y geología

El mineral que podría refrenar el calentamiento global

En un nuevo estudio, se ha comprobado que un mineral producido por la tectónica de placas tiene un efecto refrigerante global.

El estudio lo han realizado Joshua Murray y Oliver Jagoutz, ambos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos.

El mineral en cuestión es una arcilla presente en el fondo marino y llamada esmectita. Al microscopio, un grano de esta arcilla se asemeja al fuelle de un acordeón. Los pliegues de este "fuelle" son eficaces trampas para capturar carbono orgánico. La esmectita tiene una sorprendente capacidad para secuestrar carbono y retenerlo durante millones de años.

La esmectita es un producto de la tectónica de placas: Cuando la corteza oceánica choca contra una placa continental, puede traer rocas a la superficie que, con el tiempo, pueden sufrir transformaciones y dar lugar a ciertos minerales, incluida la esmectita. Con el tiempo, el sedimento arcilloso vuelve a depositarse en el fondo del mar, donde los minerales atrapan trozos de organismos muertos en sus pliegues microscópicos. Esto impide que el carbono orgánico sea consumido por los microbios y expulsado de nuevo a la atmósfera en forma de dióxido de carbono.

Durante millones de años, la esmectita puede tener un efecto refrigerante global, ayudando a enfriar todo el planeta. Mediante una serie de análisis, los investigadores han demostrado que la esmectita se produjo probablemente tras varios acontecimientos tectónicos importantes a lo largo de los últimos 500 millones de años. Durante cada evento tectónico, las arcillas atraparon suficiente carbono para enfriar la Tierra e inducir la consiguiente era glacial.

El nuevo estudio es, hasta donde saben sus autores, el primero en demostrar que las placas tectónicas pueden desencadenar glaciaciones mediante la producción de esmectita que atrapa carbono.

Los científicos creen que la esmectita sigue reteniendo una cantidad importante de carbono y que constituye un amortiguador natural, aunque de acción lenta, frente calentamiento global provocado por actividades humanas.

Tal como argumenta Murray, la esmectita podría incluso aplicarse de manera artificial para compensar parte del carbono que la humanidad ha introducido en la atmósfera.

La utilidad más clara es apuntalar la capacidad de retención de carbono de depósitos naturales de carbono como los terrenos ricos en permafrost. Se prevé que el aumento de las temperaturas derrita el permafrost y deje al descubierto el carbono orgánico enterrado desde hace mucho tiempo. Si las esmectitas pudieran aplicarse en cantidades suficientes a estos terrenos, podrían impedir que este carbono expuesto escapara a la atmósfera y la calentara aún más.

El estudio se titula “Palaeozoic cooling modulated by ophiolite weathering through organic carbon preservation”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Geoscience.