Composición química
El peligro detrás de la composición de las velas que pocos conocen
Prender una vela cuando hay apagón quizá sea una de las mayores utilidades que le podemos dar a estas pequeñas piezas cilíndricas de cera. Pero si pensamos en lo que inhalamos cuando las apagamos… lo utilitario puede convertirse en una experiencia amarga.
El problema está cuando las velas arden, porque casi todo de lo que están hechas, va al aire. La cera está hecha de hidrógeno y carbono, y cuando se quema, se combinan con el oxígeno del aire para convertirse en dióxido de carbono y vapor de agua. La mayor parte de la materia de la vela acaba siendo estos dos gases.
Y ya sabemos que el dióxido de carbono —y el agua— en exceso no son seguros, pero en niveles bajos no hay problema, son elementos que normalmente encontramos en el aire. Según escribió en The New York Times el físico estadounidense Randall Munroe, la cantidad de cada gas producida por una vela es pequeña, e incluso es comparable a la que podría exhalar otra persona en la habitación.
"Las velas, en los hogares en los que no se fuma, son una de las fuentes más potentes de partículas en interiores, seguidas de la cocina", dijo Aneta Wierzbicka, científica de la Universidad de Lund (Suecia) que estudia la contaminación del aire en interiores y ha realizado varios experimentos para medir las emisiones de partículas de las llamas de las velas.
Pero la exposición constante a estas diminutas partículas puede provocar enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Aunque para las personas que queman velas ocasionalmente, el riesgo de incendio es probablemente una preocupación mayor que la contaminación del aire.
En las horas siguientes, a medida que el aire de la habitación se intercambia con el aire del exterior, las moléculas de la vela escaparán de la habitación y comenzarán a dispersarse en la atmósfera. Al cabo de un año, los átomos de la vela se habrán dispersado por todo el mundo.
Lo cierto es que si quemas muchas velas a diario, sería conveniente que tomaras medidas para minimizar la exposición a las partículas en el aire. Según Wierzbicka, podrías asegurarte de que la habitación está bien ventilada y utilizar velas blancas y limpias sin demasiados aditivos o ingredientes, ya que todo lo que contiene la vela acaba en el aire.
La científica también menciona que prestes atención a las velas electrónicas, ya que en el último tiempo han mejorado bastante y a primera vista, "algunas pueden incluso engañar a un experto en velas".