Entrevista

“El Purre” y Malena Ratner cuentan todo sobre su obra

La dupla impulsó este proyecto durante la pandemia. En la propuesta, la autogestión y la creatividad marcarán el paso de sus días.

Desde el jueves 9 de septiembre a las 20, en el Centro Cultural San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, se podrá ver Pompidú, con José “El Purre” Giménez Zapiola y Malena Ratner, junto a Eugenia Bonel. Una obra escrita y dirigida por Catalina Piotti, en la que acercarán, desde la ficción, una mirada sobre la racionalidad, la realidad y la otredad.

—¿Cómo nació la idea de la obra?

—Malena Ratner: En cuarentena, en un año muy complicado para todos. En mí ya estaban las ganas de hacer teatro, porque además el mundo de las series y la tele no se cruza con el teatro, y yo moría de ganas de hacer. La vida me llevó a cruzarme con Cata Piotti, nos juntamos a tomar un café y me dejó el libro y me dijo: Leelo y después me decís, e inmediatamente, porque yo tenía ganas de escribir algo o adquirir derechos de alguna obra. Quedé enamorada, el texto de la obra es muy bello, tienen una poética muy linda y enseguida le dije que lo hagamos, porque además es bueno apoyar a una autora y directora argentina. Le di el libro a José y me dijo que le encantaba, y le propuse hacerla juntos. Así arrancó Pompidú. En julio comenzamos a ensayar en El Cultural, porque además somos poquitos en el escenarios, nosotros dos y Eugenia Bonel. Los ensayos fueron muy lindos, con protocolos, y ya casi estamos para presentarlos.

—¿Cómo se vive estar del otro lado, no solo actuando?

—José Giménez Zapiola: Lo hacés tuyo y es tu prioridad, tiene un encanto que por ahí cuando tu rol es solo ir a actuar, tenés otra responsabilidad. Acá tenés la camiseta del equipo, a la hora de pensar todo, es algo que elegimos hacer nosotros, lo vivís así, sos el motor que lleva adelante el proyecto.

—MR: Crecés y valorás mucho más lo que hacés, porque actuás, ensayando, buscás dónde hacer la obra, con el teatro, con los que hacen las puestas de las luces, es un equipo que todos hacemos todo. Es una experiencia muy linda y seguro cuando estrenemos la valoración va a ser mucho más grande, porque el esfuerzo es mucho más grande.

—¿Cuál es tu conexión con el personaje y qué creés que aporta en este momento al panorama teatral?

—JGZ: Inti es una alucinación de la protagonista que sufre de esquizofrenia, vamos a abordar qué es la locura para la sociedad, yo mismo me lo preguntaba, y el personaje es como el alter ego de la protagonista y hace una bajada de línea muy verdadera, honesta, sincera. Mi personaje rompe con la cuarta pared y el proceso de construcción del personaje fue complicado, lindo y duro a la vez, tiene colores que he atravesado en otros personajes, y a la vez no, una oscuridad. Es un príncipe que todos imaginamos y después no querés que esté cerca de ella porque con sus verdades la pone en peligro, y la propuesta de la directora era ver hasta qué punto este personaje puede estar en la vida de ella, le llega a crear un París en su cuarto. Es muy lindo, disfruté mucho al crearlo, pero necesito, al romper la cuarta pared, tener a la gente ahí, en la platea, porque interpela diciendo verdades, no verdades absolutas, pero aún hoy, hace cuatro meses trabajando el texto me siguen cayendo fichas. Te hace reflexionar sobre los miedos de tu vida, anestesias que uno se pone para negar las realidades que muchas veces se presentan en nuestras vidas

—MR: El personaje viene a bajar todas las verdades del mundo y crudas, sin mucha vuelta, sí usa una poética en la que te queda la frase pero hay que ordenarla y entenderla, son verdades, y como muchas verdades, a veces duele y te hace pensar y chocar con esa pared que a veces querés evitar.

—La obra habla de problemáticas asociadas a la mente, ¿cómo es ingresar en ese universo? ¿Te gusta estar en propuestas que dejen un mensaje o contenido extra?

—MR: Me gusta actuar para dar un mensaje, y visibilizar cuestiones de la vida que quizás no están tan ­normalizadas. A mí me gusta ver obras, películas, series, basadas en hechos reales, y creo que con el lugar que ocupamos es una gran oportunidad para visibilizar cuestiones que no se trabajan tanto. En cuestiones de enfermedades mentales, aún hoy cuando alguien cuenta que toma pastillas, o que tiene alguna patología, se lo tilda de loco, etiquetan, titulan. Sería bueno que eso no siga pasando, porque hoy gracias a la ciencia la gente puede hacer una vida normal, claro que hay casos más graves, pero todo ha avanzado mucho.