Mundo gamer
El retrogaming, la moda de coleccionar videojuegos y consolas viejas
La afición por los juegos y aparatos de otras épocas están en auge.
La afición por los juegos y aparatos de otras épocas están en auge. Tan es así que miles de personas viven de esto en todo el planeta. Un gamer de la vieja escuela contó su historia y su visión de esta tendencia.
Mi primer contacto con una consola fue con un clon de la Atari 2600, que se fabricaba acá en Argentina y se llamaba Edu Juegos”, dijo Federico Alejandro Albornoz, a quien diario Hoy entrevistó para hablar un poco de este revival de juegos y consolas viejas.
“Esa consola era de mi papa, él la tenía con cartuchos con varios juegos y generalmente los fines de semana, después de ver la carrera o el partido, él armaba la consola en la tele y jugábamos mucho a un juego de boxeo que creo que se llamaba Boxing. Tenías dos boxeadores, uno blanco y uno negro, y un botón para piña izquierda y otro para la derecha. Nos divertíamos un montón, creo que en ese momento yo tendría entre cuatro y cinco años”, recordó Federico.
Consolas y streaming
“Retrogamers”, “classic gamers”, “old school gamers” son los nombres más frecuentes con que se les llama a estos jugadores de títulos clásicos, muchos de los cuales también son coleccionistas. “Yo tengo un canal de YouTube que se llama After Game, que también esta en TikTok, Instagram y Facebook, pero para mí lo más importante es poder hacer streaming, conectar cualquier consola vieja que tengo acá a un canal de tubo y eso mandarlo a la transmisión, porque lo que a mí me interesa es que la gente pueda ver cómo se veían las consolas en ese momento, no con una emulación como hacen ahora, que no es lo mismo, se ve muy distinto todo”, explicó Federico.
Sobre el coleccionismo actual, es sencillo entender por qué empezó hace un tiempo, y es por el precio: antes el costo de tecnología vieja, como un videojuego, era ínfimo, porque no solo no estaba de moda, sino que se consideraba descartable por las nuevas consolas que estaban llegando, mucho más avanzadas en gráficos y jugabilidad. Como es entendible, ahora es algo caro porque es tendencia y por la escasez.
Al respecto, Federico contó que se adentró en el coleccionismo hace 15 o 16 años, con figuras de acción. “Después eso ya lo fui dejando y empecé a coleccionar videojuegos. Tenía muchos porque en ese entonces ya estaba la PS3, la Wii y muchos juegos de consolas viejas como GameCube, Sega, porque en ese entonces uno para comprar la consola que venía tenía que entregar la que tenía, poner plata y que te dieran la nueva. Era muy difícil que alguien tuviera consolas en continuado, porque ahí sí era algo caro”, relató. Y agregó: “En ese momento un amigo me regaló dos juegos Sonic japoneses nuevos, en caja, y ahí dije: Bueno, compro el 1 y tengo 1, 2 y 3. Y ahora necesito un Sega Genesis. Así empecé. Pero yo colecciono y uso”.
En ese sentido, están quienes atesoran los objetos y aquellos que disfrutan de los juegos como si de un viaje en el tiempo se tratara. “Si yo compro un juego y me viene sellado, no me importa, lo abro y lo uso. No lo tengo de adorno como pueden llegar a hacer muchos coleccionistas, que es respetable porque es su objetivo de colección; en cambio, mi objetivo es poder tener todas las consolas que tuve durante toda mi vida desde que era chico”, aseguró Federico.
Cuando el gamer era un “vicioso”
El bullying no es algo nuevo ni ajeno a casi ningún aspecto de la vida, y antes a los fanáticos de los videojuegos se los maltrataba. “Además de mostrar las diferentes consolas viejas, también uso las máquinas actuales, para contar anécdotas de cómo era jugar videojuegos en los 90. No eras gamer, como nos dicen hoy en día, eras un vicioso. Es que yo estaba todo el día jugando a los videojuegos, me rateaba para jugar, me juntaba con mis amigos los fines de semana para jugar”, dijo Albornoz.
“En ese entonces eras un nerd, te descansaban, te trataban mal. Lo que hoy se llama bullying. Ahora eso cambió y los chicos dicen: Soy gamer. ¡Pero son gamers y juegan un juego solo! Yo juego a todos los que tengo”, cerró orgulloso Federico.