UNESCO

El ron cubano y la "baguette" francesa son Patrimonio Cultural de la Humanidad

La inscripción en ese listado supone un llamado a los gobiernos respectivos a cuidar y mantener viva esa herencia ancestral.

La elaboración del ron en Cuba y la fabricación de la "baguette" en Francia son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y merecen ser protegidos, declaró la Unesco.

La agencia de noticias francesa AFP consignó que la inscripción en ese listado, anunciada por la Unesco durante una reunión en Rabat, capital de Marruecos, supone un espaldarazo a los artesanos, y un llamado a los gobiernos respectivos a cuidar y mantener viva esa herencia ancestral.

Durante más de 155 años, ocho generaciones de maestros acumularon conocimiento sobre la preparación del ron ligero en Cuba, para pasarlo de manera oral y en la práctica cotidiana a sus aprendices.

Este ron ligero, con un grado alcohólico del 40%, se obtiene de la miel de caña o melaza y es añejado en barricas de madera antes de su consumo. La generación que guarda este conocimiento está integrada actualmente por tres primeros maestros, siete maestros y cuatro aspirantes.  

Este selecto grupo es depositario, guardián y transmisor del conocimiento originado con el boom agroindustrial del azúcar en el siglo XIX.

"Para nosotros más que un orgullo es el verdadero reconocimiento de la tradición ronera cubana", dijo telefónicamente a AFP el maestro Asbel Morales, de 54 años, al conocer la noticia.

El dominio masculino que ha prevalecido durante décadas en este mundo cambió con la presencia, ahora, de dos mujeres maestras y otras tres aspirantes. Cuba ha desarrollado una escuela de maestros del ron concentrada en el "Movimiento de Maestros del Ron Cubano", que participó en la elaboración del expediente presentado a la Unesco.  

La isla cuenta con otros patrimonios inmateriales de la humanidad como la Tumba Francesa (2008), la Rumba Cubana (2016), el Punto Cubano (2017) y Las Parrandas (2018).

La Unesco inscribió también otras tres tradiciones ancestrales latinoamericanas, así como una española.

El galardón supone un reconocimiento a las panaderías tradicionales, que han ido cerrando en Francia, particularmente en el campo. En 1970 había unas 55.000 panaderías artesanales (una por cada 790 habitantes) en comparación con las 35.000 en la actualidad (una por cada 2.000 habitantes), según datos del Ministerio de Cultura francés.