Ciencia

Enseñan a las vacas a ir al baño para reducir la contaminación

A través de un novedoso mecanismo, los expertos entrenan a los animales para fomentar el uso de letrinas.

Un grupo de científicos del Instituto de Investigación de Biología de Animales de Granja de Alemania y de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda crearon un particular sistema donde las vacas van al baño, lo que ayuda al medioambiente y hace contrarrestar los índices de contaminación del aire.

A pesar de haber recibido ciertas críticas por posibles torturas, los especialistas aseguran que tuvieron resultados exitosos y planean que el proyecto sea más abarcativo, diciéndole así adiós a las boñigas.

El estudio, que ya fue publicado en una importante revista científica, explica que este entrenamiento logró mantener limpios los establos a la par que ayudó a disminuir la contaminación del aire, reduciendo de manera drástica las emisiones de gases de efecto invernadero.

La investigación advierte que cuando las vacas hacen sus necesidades en cualquier lugar al momento que pastan, los desechos quedan dispersos por todos lados y eso a menudo puede contaminar el suelo y las vías fluviales. Además, explicaron los expertos que si son confinados en los establos, al ser espacios tan reducidos, los de-sechos pueden crear amoníaco, que es un gas de efecto invernadero indirecto.

Hoy en día, la agricultura es la mayor fuente de emisiones de amoníaco, y la ganadería representa más de la mitad de esa contribución. “Si pudiéramos recolectar entre el 10% y el 20% de las micciones, sería suficiente para reducir de manera significativa la emisión de gases de efecto invernadero y la lixiviación de nitratos”, indicó el neocelandés Douglas Elliffe.

“Por lo general, se asume que el ganado no es capaz de controlar la defecación o la micción. El ganado, como muchos otros animales de granja, es bastante inteligente y puede aprender mucho. ¿Por qué no iban a aprender a usar el baño?”, comentó uno de los expertos, Jan Langbein.

El proceso fue bautizado como “MooLoo” y consta de un corral con letrinas, donde el entrenamiento asocia la micción fuera del supuesto baño con una mala experiencia. Para que el animal adopte este mecanismo, se lo recompensa con comida a modo de regalo. Por el contrario, como castigo, se usó por primera vez auriculares internos que tocaban sonidos “muy desagradables” cada vez que orinaban afuera. Así, en tan solo unas semanas tuvieron éxito en 11 de los 16 terneros.

El experimento demostró a su vez que los animales poseen un nivel de rendimiento comparable al de los niños y superior al de los chicos muy pequeños. “Supimos que debería ser posible entrenar a los animales, pero no sabíamos hasta qué punto. Después de diez, quince, veinte años de investigación con ganado, sabemos que los animales tienen personalidad y manejan diferentes cosas de una manera diferente. No son todos iguales”, sostuvo Langbein.

Un interesante dato de color, es que esta idea surgió en el 2007, hace ya varios años, como un chiste entre los científicos en una entrevista radial que brindaron. Con el correr de los años, mientras el proceso cobraba fuerza, sufrieron diversos ataques hacia su investigación ya que estaba catalogada como algo fuera de lo normal.