Entrevista

Guillermo Francella: “Soy amante de los thrillers”

En una nueva e impactante propuesta, uno de los actores más queridos por el público ofrece una intensa interpretación.

La extorsión, de Martino Zaidelis, tiene a Guillermo Francella en un rol desa­fiante y en un género que habitualmente estamos acostumbrados a verlo en producciones extranjeras: el thriller. Un hombre verá cómo su suerte cambiará de un momento a otro aceptando condiciones complicadas para que su vida, al menos, vuelva a ser como antes. En exclusiva hablamos con Francella, quien cuenta detalles de la película, pero también de El encargado, Casados con hijos y mucho más.

—¿Qué fue lo que más te gustó de La ­extorsión?

—Pues sobre todas las cosas, el thriller. Siempre dije que como espectador soy amante de los thrillers y tenía que hacer uno. Pero había que ver qué guion tenía en las manos. Y este fue un gran guion. Y no es una parte puntual de la película, me gustó su totalidad, me gustó el arco que tiene. Me gustó esta cosa de que cualquier ser humano, cualquier mortal, un hecho puntual le puede cambiar la vida de un modo notable. Y entrar en una espiral y no poder salir. Me encantó. Me gustan todas las películas de los testigos indiscretos, que sin querer vieron algo y se escondieron, pero ya los vieron y la vida les cambió. Y siempre digo que peor debe ser actuar en este tipo de películas donde la ley está todo el tiempo, sus circunstancias que no pueden manejar, fortuitas, todo. Y esto tiene La extorsión. Y el trabajo previo que se ha hecho de guión, de leer y preguntarnos y por qué y de dónde y cómo se da cuenta y por qué. Algo que no exista posibilidad de margen de error, que muchas veces vemos películas de afuera, con un grado de producción enorme, y te preguntás: “¿Por qué pasó eso después?”. Y acá notamos que el trabajo previo ha sido muy necesario.

—Ahí hablamos de la producción, en el cine argentino los aeropuertos son, generalmente, tomas en escaleras de un supermercado, pero acá hay aeropuertos. ¿Qué siente el actor cuando tiene todas estas herramientas, que además sirven para el verosímil?

—Sí. Absolutamente. Es lo que siempre se sueña. A veces, por circunstancias equis, no podemos contar con esas cosas. Esto es una gran producción y que sirven también para mostrar las otras acciones. Porque a veces que todo encuadre, cómo se dirige la película, cuáles son las locaciones, había que volar un jumbo y estar con pilotos de verdad que te expliquen el mundo de los pilotos, y cada mundo se pudo trabajar de forma verosímil. El mundo de la Policía Aeronáutica, el de los servicios, del Estado, el de los pilotos, el de los fiscales. La clandestinidad que hay en algunos lugares. Fue verosímil y creíble. Había un margen de credibilidad. Porque todo esto nos puede pasar a cualquiera. Vos como periodista, también yo como actor, nos puede ocurrir. Lo que le ocurrió a Alejandro Petrosian, un piloto, la verdad, extraordinario, muy respetado, en su propia industria, un hombre querido, tranquilo, hubo algo que se salió del eje y la vida pasó a cero.

—Esto es interesante, porque no es perfecto, digo, porque si uno también ve lo que le pasa, uno descubre también y empatiza con él...

—Hubo algo que hizo que no correspondía hacer. Uno lo puede perdonar, pero se lo llevó puesto. Y esta gente avezada, mala, supo dónde pegar, que no era extorsionarlo con algo económico, y eso fue un buen gancho.

—Cine, teatro, serie, ¿qué más vamos a ver este año?

—Bueno, nada, creo que eso. La extorsión es la única película que yo hice, que se estrena el 6 de abril, luego que grabé la segunda temporada de El encargado, que se pasará para septiembre, y estamos hablando de la tercera temporada, que no se ha definido, pero sí, vamos a filmarla. Y Casados con hijos, fueron muchas funciones plenos, divinos, fue un viaje inolvidable, con clima mundialista, que lo terminamos. Hay una posibilidad de hacer vacaciones de invierno en la provincia de Córdoba, aún está a confirmar, estamos hablando.

Para este año terminé bastante­ ­golpeado, porque se me juntó El ­encargado, en la segunda temporada, con los comienzos de los ensayos de Casados con hijos, donde protagonicé y dirigí también, y había una gran exposición, me había agotado, pero feliz.