Entrevista

Hernán Moyano: “Mi familia está orgullosa, para mí eso ya paga todo el esfuerzo”

En diálogo con este multimedio, el cineasta internacional presentó sus proyectos más recientes y los que se vienen para el 2023.

Durante una entrevista ínti­ma, el realizador y escritor naci­do en La Plata Hernán Moyano habló del camino recorrido, pero también reveló detalles de las propuestas que se trae entre manos para este año que recién empieza.

—¿En qué proyectos trabajaste en el 2022? ¿Y cuáles se avecinan para el 2023?

—El 2022 fue un año bastante movido en relación a proyectos. Tuve la suerte de poder estrenar dos películas en cine. Por un lado, El camino eterno, el documental que dirigí para el Planetario Ciudad de La Plata, que muestra los mejores sitios de observación as­tronómica de nuestro país. La película se estrenó en julio en cines y por suer­te tuvimos muy buena repercusión y comentarios, tanto del público como de la crítica. Y sobre finales de año se estrenó Mete miedo, una película de terror que escribí hace unos años y que dirigió Néstor Sánchez Sotelo.

Otro de mis guiones que se están terminando de filmar es Oro negro, sobre uno de los cuentos de nuestros libros de horror paranormal y que protagoniza y produce Magui Bravi. Es una película de horror bastante retorcida que escribí en medio de la pandemia.

También tuve la suerte de que en Tecnópolis se inaugurara un espacio temático dedicado a Belisario y la historia de la astronáutica argentina. La verdad es que siempre fue una de las posibles derivaciones del proyecto y que se haya concretado en el parque de ciencia mas grande de Argentina fue un lujo.

También estuve muy metido escribiendo. Publiqué mi segundo libro de historias de horror paranormal La zona oscura, que escribí junto a Rodrigo García Ferreyra. Además, llevamos adelante con Pablo Santamaría el ciclo “Gritos en el Planetario”, que sobre finales de año se convirtió en el primer festival de cine de horror de La Plata y único en el mundo en desa­rrollarse en un planetario.

En relación a lo que viene en 2023, si todo va bien se filmarán dos o tres guiones de mi autoría. Todas películas de terror. Escribí una película de ho­rror titulada La última bruja, que dirigi­rá el director panameño Alberto Se­rra y producirá Frysha Boilard. Tam­bién hay una película que protagonizarán Magui Bravi, Camila To­rres, Melani Klüsener y Evelyn Gaser, y que si todo va bien se rodará en Jujuy. Es una película bastante salvaje de terror rural.

Por otro lado, Néstor Sánchez Sotelo quiere llevar al cine otro de mis guiones titulado La sesión, que es una película bastante oscura ambientada en una pequeña comunidad rural habitada por ancianos. Y dentro de los proyectos de horror se está abriendo una linda puerta en Paraguay donde actualmente me encuentro colaborando con algunos proyectos del director Hugo Cardoso y el productor Rene Ruiz Díaz. Seguramente iniciemos una línea de producción en ese país.

—¿Qué sensaciones te merece el éxito de los libros que lanzaste de forma reciente?

—Por suerte, tanto Línea paranormal como La zona oscura han sido libros que se han vendido muy bien y sobre todo han tenido muy buena repercusión. La gente los lee y enseguida nos envía mensajes contándonos sus experiencias como lectores y también cosas que a ellos les han pasado y que no encuentran explicación lógica. Son libros de ficción pero que tienen un gran soporte dentro del universo paranormal que aporta Rodrigo García Ferreyra, quien trabaja en ese campo y quien es el representante de la Warren legacyfoundation for paranormal research, investigando casos de este tipo en la región. Mi aporte ha sido sobre todo poder dar un marco de ficción a las historias reales que Rodrigo recibe desde hace tiempo. Creo que todos tienen alguna historia paranormal o sobrenatural para contar. Creo que hasta el mas escéptico ha enfrentado alguna situación a la cual no puede encontrarle explicación en el mundo de la lógica. Los libros sirven también para que muchos de esos lectores puedan verbalizar sus experiencias sin sentir que nadie los escucha.

—¿Cuáles de todas las aristas de tu trabajo preferís, siendo que sos escritor, comunicador y realizador?

—La pregunta más difícil que me toca contestar siempre es: “¿A qué te dedicás?”. La verdad es que no lo sé a ciencia cierta. Creo que lo que me sucede es que no puedo quedarme quieto y que me aburro rápidamente, entonces siempre estoy intentando encontrar interés y nuevos desafíos en los diferentes oficios del cine. Empecé mi carrera como productor, luego comencé a dirigir y hoy en día estoy muy dedicado a la escritura. Me obsesiona poder seguir aprendiendo. Soy muy respetuoso de los oficios y por eso intento superarme y hacerlo bien. Aun considero que me falta mucho para ser un realizador completo. No me considero un artista. Creo que lo mejor que puedo llegar a tener es mi intuición y en el arte eso ayuda mucho. Poder saber como diferenciar mi trabajo y como salirme de las modas o los algoritmos. En general disfruto mucho de trabajar. Soy un obsesivo del trabajo y cuando me falta me desespero. Creo que no hay peor pesadilla para mí que no tener nada que hacer. En eso me parezco a Bilardo, que siempre decía que casi no se tomaba vacaciones, que se aburría. Mientras haya cosas por hacer, no hay tiempo para descansar.

—¿Qué metas quedan por cumplir?

—Muchas. Casi todos los días siento que no hice nada aún. Cada fin de año evaluó que hice durante el año y aunque quizás para los demás parezca que hice un montón de cosas, para mí siempre es poco. Me gustaría poder llegar a un punto de mi carrera donde pueda vivir un poco mas holgado y poder ayudar a mi familia económicamente, que mi trabajo se reconozca y poder levantar proyectos mas fácilmente. A veces siento que el reconocimiento viaja en carriles lentos y que hay que acostumbrarse a seguir volando a ciegas. Es un poco la parte mala de nuestra profesión. A veces uno toma el camino largo, trata de hacer las cosas bien, aprender y ser respetuoso de los oficios y luego viene alguien sin preparación que logra reconocimiento por estar en el lugar indicado en el momento justo. Pero la verdad es que me siento tranquilo con el camino que hice. Mi familia está orgullosa, así que para mí eso ya paga todo el esfuerzo.

—¿Qué fortalezas y debilidades encontraste en el camino?

—Es difícil. El oficio y nuestro ambiente es muy competitivo, muy superficial, se premian otras cosas a veces que no tienen que ver con el esfuerzo o el trabajo bien realizado. Yo soy bastante perfil bajo y no suelo ir a eventos, fiestas o premieres y eso a veces me juega en contra. El cine también se hace en esos lugares. El lobby es parte del medio. A mi eso me estresa, me aburre. Prefiero ser invisible y que hable mi trabajo por mí. Eso lo veo como una debilidad quizás. Y en relación a las fortalezas, creo que al principio fue la inconciencia que te ayuda a hacer cosas que en teoría no podés hacer o que no están destinadas para vos. Hoy creo que la constancia seria una fortaleza. Aunque muchas veces me frustre, sigo intentando. Al final del camino nadie va a poder decirme que no hice todo lo posible por cumplir mis objetivos. Los que me conocen saben que desde que tengo uso de razón mi vida pasa por el cine. Mi vida son 24 horas de cine por día.

—¿Qué encantos encontrás en el éter?

—La radio me da la posibilidad de poder hablar de cine y compartir una especie de cofradía con los oyentes sin tener que mostrar mi cara. Ser invisible de alguna manera. Para mi la radio tiene ese encanto de poder generar un clima y sentirse acompañado sin tener que estar pendiente de la imagen. La radio siempre me encantó desde muy chico y hoy cada vez que voy al estudio para hacer El pacto Copérnico me cargo de energías. Hay días que quizás estoy cansado o no tengo muchas ganas de hablar, pero que en cuanto me siento delante del micrófono la cosa cambia radicalmente y no me imagino en otro lugar que no sea ese. De hecho, muchas veces pensé que, si pudiera vivir de la radio, quizás dejaría el cine. Sospecho que también me gusta tanto hacer el programa porque lo hago con mi familia. Me siento protegido.

—¿Cuál es tu análisis de la distribución de cine en Argentina?

—Ese es un universo que cambia cada día. Cada día hay un nuevo paradigma, una nueva pantalla o un nuevo circuito. Hoy hay algoritmos que determinan de qué manera y qué consume el espectador. Eso me da miedo. Poder cambiar la matriz cultural de un territorio desde una plataforma es algo muy pesado. Hoy hay una uniformidad preocupante en todo sentido. En las redes, en el cine, en el arte en general. Hoy todos tenemos que bailar la misma coreo para poder tener seguidores. Los formatos han cambiado, los tiempos de lectura o visionado también y todo tiende a ir hacia un lugar que cada vez exige menos experimentación. Todo es un molde. Eso me aburre y me asusta. Nada interesante puede salir de la homogeneidad. A mí me van a encontrar siempre en la trinchera intentando hacer algo diferente, aunque sea para cuatro personas. Así duermo tranquilo.