Planeta - Alimentos

La comida del futuro

El planeta necesita una dieta sostenible y el ser humano una alimentación saludable.

La sociedad actual se caracteriza por un ritmo acelerado, vivimos en una época en la que vemos la vida pasar por delante de nuestros propios ojos, nos falta tiempo para disfrutar y para hacer las acciones más básicas como dormir o alimentarnos. Todo esto, como en cualquier otro sector, se ve reflejado en el de los alimentos. Otro problema que nos atañe es el cambio climático, el planeta pide ayuda a gritos, mientras nuestro modelo de consumo dista mucho de ser sostenible. ¿Será la comida del futuro menos dañina para el medio ambiente y para nuestra salud?

La industria alimentaria sabe que la prisa es nuestro estilo de vida por excelencia, y nos va ofreciendo atajos y facilidades. Cada vez más personas optan por la comida precocinada como una opción diaria o casi diaria, con el objetivo de ahorrar tiempo y esfuerzo, sin tener en cuenta que estos platos son ricos en grasas saturadas, azúcares y sal. Además, ocurre un fenómeno favorecido por la digitalización de la hostelería, y la tendencia en aumento de la comida a domicilio, y es que la comida basura ha pasado de ser un capricho de fin de semana o mensual, a una rutina creada por unos hábitos cada vez más insanos. Esto acarrea generalmente problemas graves de salud, que algunas personas pretenden mermar con la toma de suplementos o vitaminas, en lugar de cuidar la alimentación como solución principal.
Las tendencias en el modelo de alimentación han ido variando a lo largo de la historia de la humanidad. A medida que avanza la ciencia también lo hace la manera en la que nos alimentamos. Fue en 1994 cuando se aprobó la comercialización del primer alimento modificado genéticamente, y a partir de 2014 los cultivos de transgénicos se extendieron por todo el mundo, principalmente en los países más desarrollados. Las características modificadas mediante el empleo de ingeniería genética en especies destinadas a la producción de alimentos comestibles buscan principalmente el incremento de la productividad, también hace un uso más racional de los agroquímicos, reduciendo los costos económicos, sanitarios y ambientales asociados.

Hoy en día, en el campo de la alimentación, la biotecnología ya no se dedica únicamente a los transgénicos, sino que cada vez abarca más posibilidades. Las corrientes vegetarianas y veganas se han visto muy beneficiadas en los últimos años con la aparición de productos que imitan exitosamente algunos alimentos de origen animal. El pollo no pollo y la carne no carne tratan de imitar la textura y el sabor de manera que se acerque lo máximo posible a estos, pero empleando ingredientes un 100% de origen vegetal. Además, dichas carnes artificiales suelen contener hemo, una proteína proveniente de la soja que posibilita el efecto sangrado y aumenta la sensación de credibilidad en el consumidor. Muchas cadenas de fast food ya han incorporado a sus cocinas estos productos, adaptando su carta para abrir las puertas a diferentes públicos, con los que antes no contaban: los vegetarianos y veganos. Estas carnes también forman ya parte del catálogo de algunos supermercados.