salud y medio ambiente
Las olas de calor o de frío y la contaminación atmosférica, duplican el riesgo de infarto
Lo reveló un estudio publicado en la revista de la Asociación Americana del Corazón. Qué síntomas y medidas pueden adoptarse
Las condiciones del tiempo pueden parecer ajenas a lo que le pasa en el interior del organismo humano. Sin embargo, no lo son, y un nuevo estudio científico que evaluó las causas del fallecimiento de más de 200.000 personas arrojó luz sobre el impacto del calor sofocante o de frío extremo combinada con la contaminación atmosférica en las ciudades.
El estudio fue publicado en la prestigiosa revista Circulation, que edita la Asociación America del Corazón de los Estados Unidos. Los científicos que hicieron la investigación descubrieron que el riesgo de morir por un infarto del corazón se duplica cuando una persona se encuentra en un lugar que atraviesa una ola de calor o de frío, y hay contaminación asfixiante por material particulado fino.
Los resultados se difundieron en un momento en que olas de calor extrema han estado azotando en América del Norte, noroeste de África, Europa y Asia durante las últimas semanas. Y además se detectó que el cambio climático inducido por las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han desempeñado un papel “absolutamente abrumador”.
El estudio en Circulation consistió en el análisis de más de 202.000 muertes por infarto de miocardio que ocurrieron entre 2015 y 2020 en la provincia de Jiangsu, en China. Se trata de una región con cuatro estaciones bien diferenciadas y una amplia gama de temperaturas y niveles de contaminación por partículas finas.
Las partículas finas de menos de 2,5 micras de tamaño proceden de los tubos de escape de los coches, las fábricas o los incendios, y su inhalación causa enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares entre otros problemas.
Estas partículas “pueden interactuar sinérgicamente con las temperaturas extremas y afectar negativamente a la salud cardiovascular”, advirtió el autor principal Yuewei Liu, investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Sun Yat-sen en Guangzhou, China.
El estudio confirmó que los días en los que se combinó calor extremo y altos niveles de contaminación del aire por partículas finas se disparó el riesgo de muerte por infarto. Los fallecimientos ocurrieron más en las mujeres que en los hombres, y en los adultos mayores más que en los jóvenes.
Los investigadores identificaron que las muertes se produjeron entre adultos con una edad media de 77,6 años. El 52% tenían más de 80 años y el 52% eran varones.
Tras el análisis de los resultados, los investigadores señalaron una recomendación que puede ser útil más allá de las fronteras de China.
“Nuestros hallazgos demuestran que reducir la exposición tanto a las temperaturas extremas como a la contaminación por partículas finas puede ser útil para prevenir las muertes prematuras por infarto de miocardio, especialmente en el caso de las mujeres y los adultos mayores”, señaló Liu. Es decir, desarrollar políticas que controlen las fuentes de emisión de esas partículas contaminantes podría contribuir a reducir el riesgo de infartos en las personas durante los días de olas de calor.
Se aclaró que durante el estudio las temperaturas extremas se midieron según el índice de calor diario de una zona que incluye el efecto combinado del calor y la humedad. Y se evaluaron tanto la duración como la intensidad de las olas de calor y las olas de frío.
Las muertes por infarto de miocardio, o casos-día, durante estos periodos se compararon con los días de control del mismo día de la semana del mismo mes, es decir, si una muerte se producía un miércoles, todos los demás miércoles del mismo mes se considerarían días de control.
Los niveles de partículas se consideraron altos en cualquier día con un nivel medio de partículas finas superior a 37,5 microgramos por metro cúbico.
En comparación con los días de control, el riesgo de sufrir un infarto mortal aumentaba un 18% en las olas de calor de 2 días con índices de calor iguales o superiores al percentil 90 (entre 28,1 y 36,6 grados Celsius), y hasta un 74% más en las olas de calor de 4 días con índices de calor iguales o superiores al percentil 97,5 (entre 34,8 y 43 grados C).
Los infartos vinculados al frío fueron un 4% más frecuentes durante olas de frío de 2 días con temperaturas iguales o inferiores a temperaturas entre 0,7 y 4,7 grados, y un 12% más en las olas de frío de 3 días con temperaturas iguales o inferiores al percentil que va entre -2,7 y 2,7 grados.
Pero con una contaminación superior a los 37,5 microgramos por metro cúbico, las muertes aumentaban en las olas de calor de 4 días, pero no en las de frío.
En 2019, otro estudio que hicieron investigadores de la Universidad de Michigan de los Estados Unidos también había indicado resultados en la misma dirección. Se hizo un análisis de más de 30.000 pacientes con infarto de miocardio que habían recibido una intervención percutánea para desobstruir una arteria entre 2010 y 2016.
Ese grupo de científicos obtuvo una medida de la máxima diferencia de temperatura y descubrieron que las fluctuaciones térmicas de un día para el otro aumentaban el riesgo de ataque cardíaco. Encontraron que el peligro para la salud aumentaba especialmente cuando las diferencias súbitas de temperatura rondan los 10 grados o más.
“El calentamiento global provocará eventos extremos que, a su vez, generarán grandes fluctuaciones rápidas de temperatura. Nuestro estudio sugiere que esas fluctuaciones podrían aumentar los ataques cardíacos y afectar la salud global en el futuro”, explicó la cardióloga Hervig Andersson, primera autora del trabajo.
Por cada 5 grados de oscilación térmica, el riesgo de infarto se incrementa un 5%. Alertaron que en un día de verano, con temperaturas de entre 35 y 40 grados, los infartos de miocardio podrían duplicarse.
Cómo es el comienzo de un infarto
Los síntomas frecuentes de un infarto o ataque cardíaco, según la Clínica Mayo de los Estados Unidos, incluyen:
- Dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión, dolor, o sensación opresiva o de dolor.
- Dolor o molestias que se propagan al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen.
- Sudor frío.
- Fatiga.
- Acidez estomacal o indigestión.
- Aturdimiento o mareos repentinos.
- Náusea.
- Falta de aire.
Las mujeres pueden tener síntomas atípicos, como dolor punzante o breve en el cuello, el brazo o la espalda. A veces, el primer síntoma de un ataque cardíaco es un paro cardíaco repentino.