una tradición
Los jujeños visitaron masivamente los cementerios para honrar a sus difuntos
Los cementerios El Salvador, Nuestra Señora del Rosario y los parques privados de la capital jujeña se llenaron de personas con ramos, coronas y velas que celebraron a sus muertos.
Numerosas familias jujeñas visitaron este jueves los cementerios de la provincia, portando ramos de flores, coronas y velas que depositaron en los nichos y participaron de las misas que se celebraron durante la mañana para honrar a los fieles difuntos en su día.
Como cada año en esta fecha se vive intensamente la recordación en homenaje a los difuntos que forma parte del sincretismo cultural en el que se entremezcla la doctrina religiosa con las tradiciones ancestrales.
Los cementerios El Salvador, Nuestra Señora del Rosario y los parques privados de la capital jujeña, registraron una notable concurrencia de gente que visitó a sus seres queridos o amigos fallecidos y le dedicaron oraciones y expresiones cargadas de fe para rogar por el eterno descanso de sus almas.
La asistencia también se observó después del mediodía, tras levantar las mesas con ofrendas de pan y comida que muchas familias elaboraron en sus casas, o bien las compraron en las distintas ferias que se habilitaron por la conmemoración de los fieles difuntos.
El panorama fue similar en las necrópolis de Palpalá, Perico, San Pedro y Libertador General San Martín y en parajes de la Quebrada de Humahuaca y la Puna en donde los lugareños armaron mesas con abundante comida para agasajar a las almas.
En varios de esos puntos se festejó con "chayadas" a la Pachamama (Madre Tierra), en particular en los sitios lindantes a la morada de la persona fallecida.
La jornada es de festejo en muchas casas, impulsado por el reencuentro familiar que facilitó el asueto administrativo y escolar otorgado por el Gobierno jujeño, ante una tradición "profundamente arraigada en el sentimiento de los pobladores".
"La certeza de morir nos entristece, pero nos consuela la promesa de la futura inmortalidad porque la vida no termina, sino que se transforma y al deshacerse esta morada terrenal adquirimos una mansión entera en el cielo", manifestó hoy el padre Matías Romero de la parroquia de Tilcara en la misa que ofició en el cementerio local.
"Es muy importante rezar por los difuntos y la iglesia adoptó esta actitud desde hace muchos siglos, incluso en el antiguo testamento los judíos tenían una devoción por los difuntos", afirmó.
Según la creencia popular, la noche entre el día de los santos (1 de noviembre) y el de los muertos (hoy), las almas de los difuntos vuelven a visitar las casas donde vivieron para saber lo acontecido durante su ausencia, por lo que sus familiares se preparan para recibirlas.
Después de levantar las ofrendas de la mesa y compartir un almuerzo, por costumbre la familia se dirige al cementerio para colocar las flores en los nichos o las tumbas de sus muertos y continuar sus rezos.